El conteo de los votos, podemos

El conteo de los votos, podemos

La mayoría de los consultados por encuestadores opina que la cosa está mala, que los sueldos no alcanzan, que no hay empleos, que tienen mayores dificultades para ser atendidos en los hospitales donde si existen los equipos de análisis y exámenes están dañados u obsoletos, que temen permanentemente por sus vidas debido al auge y audacia de la delincuencia, de la inseguridad, pero a pesar de todo ese rosario de carencias y dificultades, dicen que votarían por el candidato a la reelección, quien es el gobernante bajo cuya administración se vive en el sobresalto descrito arriba.
Curioso, eso. Esas encuestas son un excelente ejercicio de embellecimiento cosmético con fines de engañar a los electores. Sus resultados son como los que descubrió el enamorado cuando se sorprendió cuando la hembra de cuerpo escultural se presentó de frente y tenía cara de arrepentimiento.
Ahora que se sabe que las encuestas son, bueeeno, que confiar en ellas es engañarse, que se trata de un ejercicio cosmético y cosmetizado para engañar, para fabricar percepción, hay que seguir trabajando en el seno del pueblo, en el centro de donde están los votos. Ahí, donde “el que tenga más saliva comerá más hojaldres. A pocos días de las elecciones es oportuno llamar a reflexión a los electores: ¿Cuánta gente se da cuenta de que su voto, el suyo, el único, tiene tanta fuerza que puede y debe cambiar la situación, de modo tal que se produzca un vuelco tan importante que renazca la esperanza, que demostremos que tenemos la intención de trabajar, luchar por un país mejor, más organizado, donde se tome en cuenta la gente?
El peligro no está, nada más, en el uso escandaloso, abusivo, ilegal, indecente, de los bienes y recursos del Estado en favor del candidato a la reelección; el problema fundamental ni siquiera consiste en el irrespeto a las Fuerzas Armadas, a la Policía y cualquier cuerpo armado de la nación politizándolos.
El principal riesgo y peligro de campaña electoral y del día de los comicios es la selección de los delegados de los partidos políticos que participarán como testigos y actores en cada mesa electoral.
Para 1978 el Gobierno del doctor Joaquín Balaguer hizo lo que era y lo que no debía, con tal de quedarse en el poder a como diera lugar y no lo logró.
Un ejército de delegados políticos ante cada mesa, bien escogidos, bien seleccionados, bien entrenados, convencidos de la necesidad del cambio para mejor, defendieron cada voto, uno a uno más otro y tanto la Junta Central Electoral como las otras fuerzas negativas se vieron forzados a reconocer el triunfo de la oposición con Antonio Guzmán y José Francisco Peña Gómez a la cabeza. Podemos.

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