El continuismo es una amenaza para la economía

El continuismo es una amenaza para la economía

El mundo ha cambiado. La mencionada década perdida para América Latina fue el resultado de mala política pública de los Estados Unidos, que propició aumento de tasas de interés que se acercó a 20% en 1980. El préstamo se encareció para los países en desarrollo, quebrando Brasil, Argentina, México, Costa Rica y otros que no pudieron cumplir con el servicio de la deuda.

Los precios se desestabilizaron, desapareció el crecimiento y aumentó el desempleo, fue el caso dominicano. Quiebra el sector financiero en los Estados Unidos, Europa y Asia en el 2008, provocando una profunda recesión en las economías estadounidense y europea, sin mayores consecuencias para América Latina, por los intereses que se mantuvieron bajos. Ahora caen los valores en las bolsas, amenazando con otra gran recesión que podría afectar de manera particular a los países muy endeudados. Para evitarla, la Reserva Federal anuncia que mantendrá los tipos interés en sus actuales niveles hasta mediados del 2013, una buena noticia para República Dominicana.

Una enseñanza es que una condición para el crecimiento sostenido es mantener el tipo de interés razonablemente bajo. Donde se equivocan el Presidente Fernández y Danilo Medina es creer que el crecimiento coyuntural, basado en endeudamientos para estimular el consumo, es sinónimo de éxito en la gestión pública. Pusieron en práctica un modelo que ha concentrado aún más el ingreso, privilegiando a los dirigentes del PLD y a una parte de la clase acomodada.

Se obsesionan con una intelectualidad que deben demostrar, porque se desbordan afirmando sin sonrojo que conceptualizan y aportan ideas. Pero se desmienten ellos mismos al creer que desarrollo significa transformar la vida de los dirigentes peledeístas y no de las personas y de la economía en general. Cuando no comprenden que el mal uso de los impuestos es una de las fuentes de enojo de la población. Que otra es el gran salto cualitativo y cuantitativo de los funcionarios, con el ejemplo bochornoso de un ministro peledeísta que gana 75 veces lo que recibe un trabajador ordinario mensualmente.

A ambos el pueblo les está pasando factura. No hay que ser aportador de ideas, como Danilo Medina dice que es, para entender porqué su techo electoral es 35% y que el presidente Fernández tenga una tasa de rechazo de 62%, la peor entre los presidentes de turno en América Latina. No hay que conceptualizar para comprender que se trata de la respuesta lógica de una población que se siente hastiada, burlada por los dos y el partido gobernante. Para saber que es el resultado de la inequidad en la distribución del aumento del PIB de que ambos hablan y se regocijan mutuamente.

La enseñanza fundamental es que sin equidad no se puede hablar de crecimiento sostenido y de éxito en la política pública, que una cosa va ligada a la otra. Como lo advirtió Hipólito Mejía, es necesario cambiarla para evitar que el continuismo de Leonel Fernández y Danilo Medina nos conduzcan a periodos de estancamiento y recesión con elevación de las confrontaciones sociales. El país necesita su liderazgo para que baje la comida y aumente el empleo.

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