El control corrupto en la frontera facilita el robo de reses y su paso a Haití

El control corrupto en la frontera facilita el robo de reses y su paso a Haití

La frontera dominico-haitiana no está sellada, minada de guardias desde Manzanillo hasta Dajabón, como pregonan. ¡Falso! No está protegida de sol a sol, con una vigilancia permanente. Si lo estuviera, ganaderos de la provincia de Dajabón no seguirían azotados con el continuo y creciente robo de caballos, reses y otros bienes por cuatreros que a pequeños criadores dejan en la ruina.

Predomina el control corrupto fronterizo. Los afectados sostienen que el hurto se realiza en connivencia con militares, posibilitado por los sobornos y la desatención de la vigilancia. Enfatizan que el coronel dice una cosa y los guardias hacen otra, permitiendo que las reses pasen hacia Haití.

No todas, una parte se comercializa en Dajabón. “La carnicería y el mercado están llenos de carne y esos animales no los mataron en el matadero, ni uno. Esas son vacas que la compran y las llevan al mercado en guaguas, tapadas con lonas. ¿El sello que llevan? Los cuartos que les dan a los jefecitos”, afirman ganaderos, y agregan:

“Las autoridades tienen que reforzar los controles de animales en el matadero, en el mercado de lunes y viernes, en los chequeos y comunidades”.

En localidades del municipio de Dajabón y de los distritos municipales de Cañongo y Santiago de la Cruz robaron caballos, vacas, chivos, paneles, motores y cámaras de vigilancia, en seis meses transcurridos de noviembre del 2022 a abril de 2023, dejando pérdidas por más de RD$15 millones y deudas de RD$8,681,225 con el Banco de Reservas y otras instituciones.

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La información fue recabada mediante un levantamiento realizado por ganaderos de Dajabón coordinados por el padre Regino Martínez sj. y personal del Centro Montalvo, de la Compañía de Jesús.

Los resultados están contenidos en un documento, presentado en ese centro, el cual incluye una encuesta entre ganaderos efectuada en el período señalado, donde desglosan los nombres de los afectados, cédula, fecha y lugar del robo, adónde lo llevaron, valor de las pérdidas y deudas.

El informe recuerda que la Constitución dominicana declara de supremo y permanente interés la seguridad en la frontera domínico-haitiana, mientras la Ley Orgánica del Ejército Nacional dispone: “Asegurar, controlar y defender la Zona Fronteriza Terrestre de toda amenaza que atente contra los intereses nacionales de seguridad o que puedan afectar la identidad cultural dominicana”.

El tratado fronterizo firmado en 1929 –dice–declara dos repúblicas “independientes”, pero los presidentes de ambas naciones “siempre han defendido los intereses de los ricos de cada país. Eso se llama democracia para ricos”.

Asimismo, el documento plantea recomendaciones para la solución de los problemas fronterizos, datos históricos y declaraciones de ganaderos sobre los robos. Es sólo una muestra de lo que está ocurriendo en la frontera Noroeste, indicó el sacerdote jesuita, quien en el informe resume testimonios de los criadores.

“Los moradores de las comunidades fronterizas del Noroeste, en República Dominicana, venimos arrastrando la cruz de los continuos robos de vacas, toros, yuntas, caballos, chivos, paneles y otras pertenencias”. “Con tantos robos que pasan y nunca se coge a nadie con la mano en la maza. Lo que hacen los guardias no lo sabe el coronel. Hace falta que alguien del Ejército vigile para que vea si los guardias están en los puestos asignados la noche entera.

“El coronel del Ejército en Dajabón dice que la línea fronteriza está sellada, minada de guardias de Manzanillo a Dajabón, impidiendo el paso de animales hacia el lado haitiano”.

Sin embargo, criadores afirman lo contrario.

Testimonios

Anoche estaba en mi corral cuidando mis animales y me tiraron varios tiros desde una bestia que se robaron en Corral Grande, sus dueños amanecieron en la presa vigilando, pero la pasaron a Haití. Fueron al cuartel y le pidieron a los guardias que los acompañaran, les dijeron que no, que ya habían salido del servicio.

Es en combinación con los militares que esos animales se van para aquel lado. Cuando ellos quieran se acaban los robos, lo que pasa es que ellos se quitan de ahí y lo dejan pasar.

Por mucho que quiera hacer el coronel, los guardias son más, él está en la fortaleza o en su casa acostado y en los chequeos los guardias son los jefes y ponen la hora de vigilancia.

Al oír a los perros ladrar, van a los cuarteles y postas militares y los guardias se niegan a acompañarles, que ya hicieron su vigilia, que esos perros siempre están ladrando. Al contestarles que ladran porque ahí pasa algo, no hacen caso: “Ya patrullamos, la patrulla es hasta las 2:30 de la madrugada”.

Vigilando toda la noche es como se detienen los robos. Que los dueños vigilen los corrales y los guardias la frontera, así tiene que ser. Hay militares que pagan para irse a su casa y no hacer el servicio. Patrullan de día, pero ¿y de noche, dónde están? De día andan detrás del gasoil y los haitianos que trabajan, por decir que hacen algo. Pero no agarran ni un robo. Me robaron un becerro, eché la noche entera caminando la frontera y no me topé con una patrulla.

Parece que la misión del Ejercito es para unos cuantos coroneles y guardias, porque a veces llega un coronel y controla los robos. Pero llegan otros y los robos no se detienen. Por donde está la presencia continua del control fronterizo el ladrón no camina. Los guardias tienen que estar en los sitios vulnerables y en los puentes de los canales mañana, tarde y noche, hasta que amanezca, esa es su misión”.

Esperan una solución, una frontera con una vigilancia permanente, sin sobornos, realmente blindada, protegida.

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