El controversial puerto de Manzanillo

El controversial puerto de Manzanillo

El puerto de Manzanillo, sin lugar a dudas el de mayor calado natural de los nacionales, fue construido por la Grenada Company, una subsidiaria de la United Fruit Co., compañía norteamericana que extendía sus poderosos tentáculos en la mayoría de los países de América Central y era apadrinada políticamente por los hermanos Dulles, quienes tenían gran influencia en el gobierno estadounidense dirigido por los  demócratas.

   Por este puerto se exportaba toda la producción de banano que producía la Línea Noroeste y hacía él se dirigían las vías férreas que hacían posible el traslado rápido, seguro y eficiente de los racimos de banano destinados a la exportación.  Con la partida de ese emporio, las instalaciones de comunicación, vías internas, casas para mayorales y empleados, así como los lugares de diversión como el Club Berlanga y un pequeño  “country club”, se deterioraron tanto que nos podemos preguntar: ¿Cómo fuimos tan indolentes para desbaratar ese inmenso patrimonio?

   El muelle también ha sido utilizado por la Marina de Guerra, así como por empresas dedicadas a la exportación e importación de materias primas, tal y como fue concesionado a la empresa Cementos Cibao durante el gobierno del ingeniero agrónomo Hipólito Mejía que, si mal no recordamos, incluía una inversión en su reestructuración por un valor de veinte millones de pesos, cosa que no se materializó, no obstante la referida fábrica de cemento importaba el clinker por dicho puerto.

   Ahora resulta que empresas poderosas, aliadas a los políticos de turno, se aprovechan de esta circunstancia para lograr que el Estado Dominicano le otorgue  la concesión exclusiva del puerto de Manzanillo, sin haber invertido un centavo en la construcción o el mejoramiento del mismo.  La Corporación Portuaria del Atlántico, rimbombante nombre que agrupa en su composición una gran mayoría de empresas de zona franca de Santiago ha recibido, en virtud de lo anteriormente expuesto, la concesión de unas instalaciones portuarias cuyos principales usuarios son los bananeros, los cuales están agrupados en una asociación, la ADOBANANO, y que exporta, nada más y nada menos, que unos 380 millones de dólares de bananos, especialmente para el mercado europeo.

   Los bananeros, con justificada razón, han pedido que se les incorpore a la dirección de dicha concesión, mediante contrato que les asegure que no se le impondrán nuevas cargos, ni pagos por servicios que los pueda sacar de competencia en el mercado internacional, por entender que ellos, como principales usuarios, no deben quedar condicionados a los intereses o caprichos de los nuevos concesionarios, cuyo principal interés es pecuniario, no obstante la promesa escrita de invertir en el mejoramiento de las instalaciones físicas del muelle y sus depósitos.

   La paralización del transporte hacia la Línea Noroeste por camiones y vehículos propiedad de los bananeros en el tramo carretero iniciado en el Cruce de Esperanza, es sólo el preludio de lo que pudiera acontecer en un futuro si los intereses de los bananeros no son adicionados a la utilización y manejo del puerto de Manzanillo.  Ojalá el mensaje, aunque costoso, ya que dicha paralización perjudicó, no sólo el traslado de mercancías, sino también el paso del transporte público y privado, pérdidas pecuniarias que se pudieron evitar con un diálogo franco y amistoso que beneficie proporcionalmente a todas las partes involucradas en la utilización del puerto.  Todas las asociaciones de productores del país, deben respaldar a ADOBANANO.  ¡Qué así sea!

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