Concluidos sus quince minutos de fama, el raso de la Policía Nacional Dauri Muñoz, quien el fin de semana subió a las redes sociales un video quejándose del pobre salario (5,800 pesos mensuales) que devenga que se convirtió en tendencia, deberá enfrentarse ahora a las consecuencias de su desafío a la disciplina de la institución a la que pertenece. El general Máximo Báez Aybar, vocero de la institución, explicó que la Inspectoría General de la Policía realiza una investigación para determinar las sanciones que corresponde aplicar al raso policial, quien fue apresado y posteriormente liberado y entregado a su familia, pero su defensa de las “entradas colaterales” (especialismos, combustibles, bonogas, bonoluz y raciones alimenticias) que ”redondean” el salario de nuestros policías resultó muy poco convincente, sobre todo cuando dijo que lo que realmente la institución espera de ellos es “vocación de servicio, entrega y sacrificio”. Los “sueldos de cebolla” (porque de tan solo verlos dan ganas de llorar, tal y como explica el raso Daurin Muñoz en su video) en la Policía son una realidad muy difícil de ocultar o disfrazar por mas que se empeñe su vocero, pues hace mucho tiempo que se viene cantaleteando sobre de las vicisitudes que pasan sus agentes con los salarios de miseria que reciben, por lo que nadie que haya visto el video en las redes puede alegar que le sorprende que nuestros policías arriesguen tanto por tan poco dinero. Lo que sí ha sorprendido es la valentía de su protagonista, a quien sus jefes quieren ahora sacar de la institución por atreverse a hacer lo que ellos nunca han hecho: reclamar públicamente el derecho que tienen los policías a recibir un salario digno.