El Coro Nacional

El Coro Nacional

SANTIAGO HILARIO BRITO
El pasado jueves 6 de los corrientes, ante un impresionante escenario (la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, de Moca, Patrimonio Monumental de la República Dominicana) fuimos invitados con la gentileza coterránea del distinguido licenciado José Rafael Lantigua, Secretario de Estado de Cultura, donde se celebró el concierto de Navidad, con la participación de la primera institución coral de nuestro país y de la ascendente Orquesta Sinfónica Nacional Juvenil.

Cabe destacar de ésta, la magnífica interpretación que en cuatro selecciones musicales se lució la orquesta en el sonido, las entradas y la armonía que cubría ambiente como ángeles, pudiendo observar en la misma el magnetismo de un Director en cierne, de lo que podría ser sin la menor duda y con el entrenamiento internacional que anunció el señor Secretario, para elevar a los más altos estratos musicales al joven Director que responde al nombre de Darwin Aquino, actualmente Director titular.

Estos señalamientos provienen de un humilde oidor de música que a través de los últimos 30 años ha desarrollado un oído musical y a través de ese tiempo escuchando los detalles de música coral que me ha transmitido el Padre César Hilario, sacerdote y músico coral. Debo señalar que en mis tiempos mozos, mi padre, con el conocimiento de la música y su inclinación hacia el sacerdocio de mi hermano, a los pocos años del traslado del Seminario Menor del Santo Cerro al Mayor de Santo Domingo, y siendo él Director Juvenil del Coro del Seminario, Monseñor Beras y el Padre Posada recomiendan a esta joven promesa de la música sacra coral, al «ilustre para su perfección musical en Roma, donde permaneció alrededor de once años. Fue así como quien suscribe tuvo que apuntarse en la escuela de solfeo del Profesor Arístides Rojas, de la mano del profesor musical Hussaíno Hermosén (y a insistencia de mi padre), cumpliendo así con pasar el primer y segundo método de solfeo del curso «Hilarión Slava». Esto sólo con el propósito de presentar la tarjeta de asistencia a clases y ganarme la entrada al matiné.

Con este historial pasé a ser un fiel oyente del Orfeón de Santiago, desde sus inicios en 1962, convirtiéndome en un fiel oyente coral, incluyendo nuestro magnífico Coro Nacional, lleno de un material vocal muy bueno, a decir del Padre Hilario, quien fuera Director Titular de éste.

Cuando inició el magistral concierto, programado a desarrollar un magnífico programa de ocho piezas de distintos autores y de variadas armonías ¡cuál fue mi asombro! que de las ocho piezas musicales, en las mismas durante su desarrollo, fueron acompañadas de instrumentos eléctricos y de percusión. Pero mayor fue la extrañeza además, cuando siete de las piezas seleccionadas se desarrollaron con la intervención de un solista. Con esto quiero destacar que no se nos ofreció escuchar las voces del Coro Nacional cantando y destacándose la masa coral que es, precisamente, las composiciones y acordes musicales interpretados al más fino de todos los instrumentos, que son las voces.

En el desarrollo de la magnífica ambientación ofrecida en dicha iglesia, me sentí ante la presencia del «coro del Liceo», motivados a que cuando nosotros (los fans del Coro Nacional) vamos a escuchar música coral, compuesta por las cuatro distintas clasificaciones corales, y que solamente a voces nos van llevando a elevar el espíritu ante el ambiente que ofrece la Iglesia del Sagrado Corazón de Jesús, en Moca.

Con estas descripciones, si cabe decir, llamo la atención al actual director del Coro Nacional, para que nos dé la satisfacción de escuchar solamente, salvo muy raras excepciones, con la participación del algún instrumento noble y que no sea eléctrico, escuchamos las magníficas voces de que usted dispone en el Coro Nacional, recordándole que la música coral, para mí, es solamente de ángeles, de los cuales su director es el encargado del entinglado musical que, con su experiencia, hacen música y sonido de las voces.

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