El gobierno debe mucho, lo acumulado supera sus posibilidades reales, lo saben el FMI, el Banco Mundial y la comunidad financiera internacional; sin embargo, les siguen prestando con relativa facilidad porque los intereses están por el suelo y hay mucho dinero dando vuelta a nivel mundial. Para cerrar la brecha del presupuesto salimos a buscar US$1,000 millones y nos ofertan US$3,000 millones y más, como sucedió recientemente.
Paradoja financiera que tiene su explicación. Para enfrentar la Gran Recesión los bancos centrales dejaron de lado la política monetaria diseñada solo para mantener el nivel de precios, para darle más peso al crecimiento del PIB y al empleo. Con ese propósito fue que la Reserva Federal inyectó al mercado mundial $4,000 mil millones de inorgánicos, lo que ahora imita el Banco Central Europeo.
Como consecuencia, bajaron los intereses a un nivel sin precedente histórico, poniendo de mojiganga las teorías económicas; no se cumplen, ahora nadie tiene certeza de lo que sucederá cuando los bancos centrales cambien de política, que será pronto. Históricamente la rentabilidad del bono del Tesoro norteamericano a diez años ha sido aproximadamente igual a la suma del crecimiento del PIB y la inflación proyectados. Como el PIB se contrajo casi un punto porcentual en el primer trimestre del 2015 y la inflación a mayo fue de -0.04%, se esperaba que el rendimiento del bono fuera negativo, un poco más de uno por ciento, sin embargo, se situó en 2.261% el pasado viernes.
Lo mismo sucedió con el bono a diez años que vendimos recientemente, lo colocamos con una rentabilidad de 5.81%, lo que celebramos porque era la más baja para títulos similares. Lo cierto, sin embargo, fue que pagamos una prima o sobreprecio de 355 puntos básicos (5.81% menos 2.61%), comparado la rentabilidad con la del bono norteamericano.
Lo que podría aumentar cuando aumente el panorama externo. Si en su próxima reunión la Reserva Federal confirma que el crecimiento será al menos 1.8% y la inflación 2% para final del 2015, comenzará a recoger sus inorgánicos y aumentará los intereses, subiendo a 3.8% la renta de los bonos del Tesoro norteamericano, encareciendo la deuda dominicana y haciendo más difícil al gobierno conseguir nuevos préstamos en pesos y en dólares.
Nuestra política monetaria ha sido óptima, el Banco Central tampoco sigue la regla simple de la inflación, el crecimiento juega un importante papel. Ha reducido en 125 puntos básicos la tasa de referencia desde enero pasado, la última de 25 puntos básicos a final de mayo. Aumentará los intereses cuando la Reserva Federal suba los suyos, que mantiene entre 0% y 0.25%, no obstante bajar la expectativa de crecimiento del PIB a 1.8% en 2015, aunque estima la tasa de “fondeo” en 0.625% para final de 2015. Es un fuerte indicador de que programa dos aumentos de 25 puntos básicos cada uno, el primero posiblemente en septiembre.
Nuestra economía está creciendo pero la deuda lo hace más rápido, ese es el problema. Para asegurar su pago sin comprometer la inversión en educación, salud y otras que representan deuda social, se necesitan dos cosas: una reforma fiscal integral y una ley de responsabilidad fiscal.