El costo de la falta de un transporte colectivo

El costo de la falta de un transporte colectivo

Aquella mañana, Luis despertó muy extraño, su ropa era diferente, su rostro estaba rejuvenecido, tenía muchas libras menos.Contento, salió temprano y se sorprendió del progreso y el avance evidente en el entorno físico de la ciudad.
Cuando era niño se regodeaba viendo las fotografías de las postales que recibía su padre, de un hermano que vivía en Venezuela, en ellas se veían vehículos estacionados a ambos lados de las calles: eso es una demostración de progreso, le dijeron.
Desde entonces asimiló el progreso a la cantidad de vehículos estacionados en ambos lados de las calles, hasta que se dio cuenta de que el parámetro no se correspondía con la realidad: tantos carros parados en las calles eran una demostración de ineficiencia.
Para que lo entendiera le explicaron: de siete de la mañana a seis de la tarde hay nadie sabe cuántos miles de vehículos usados por sus dueños para acudir a sus trabajos, porque es el único modo de que lleguen a tiempo a los lugares donde laboran.
Esos vehículos, a los cuales se les da un uso tan puntual, representan miles de millones de dólares estacionados en las calles, inversiones que duermen, que se desgastan, que se deprecian, que son excluidas de las posibilidades de ahorro e inversión, de contribuir al desarrollo nacional.
Luis pidió que le explicaran la ecuación: vehículos, no ahorro, no inversión, sangría de la economía nacional. Le explicaron que, si hubiera un sistema de transporte limpio, eficiente, puntual, a precios adecuados, una gran parte de los propietarios de esos vehículos no tendría la necesidad de comprar automóviles para ir a su trabajo y dejar que permanecieran sin uso durante el horario laboral.
Ese uso de beneficio decreciente es, en parte, uno de los principales problemas económicos del país, debido a que el bolsillo familiar se debilita debido al alto costo de los vehículos, combustibles, seguros, mantenimiento, reparaciones.
Es la falta de ese transporte colectivo bien organizado y eficiente, lo que obliga a la gente a endeudarse para comprar un vehículo que utiliza de manera tan ineficiente.
En la clase media hay infinidad de casos en los cuales el padre tiene un automóvil para ir al trabajo, la madre tiene otro, ya sea para las gestiones del hogar y llevar los hijos al colegio o para ir a su trabajo.
Ese derroche de dinero en vehículos resta la oportunidad de ahorro e inversión a la gente y la imposibilita obtener mejores beneficios por sus sueldos y salarios.
No es un símbolo de progreso que haya miles de vehículos estacionados durante siete u ocho horas diarias por falta de un transporte colectivo adecuado. Eso, también, tiene que cambiar.

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