El costo de la reelección

El costo de la reelección

JOSE LOIS MALKUN
No se trata de estar en la oposición o en el Gobierno. O de que la gestión de Leonel Fernández sea buena o mala. Para mi eso no tiene importancia ni debe tenerle para la mayoría de los ciudadanos.

El problema más grave de la República Dominicana se reduce a una sola palabra: REELECCION. No importa cuál sea el candidato o el partido. No importa si la gestión fue exitosa o un fracaso encubierto por un mediatismo pagado por el fisco. Ese no es el tema de este artículo.

Lo que queremos resaltar es nuestra incapacidad e inmadurez política para manejar un proceso electoral donde uno de los candidatos es el propio Presidente de la República. Aunque ese Presidente sea Juan Bosch, José Francisco Peña Gómez o el propio Padre de la Patria, Juan Pablo Duarte.

Con cualquiera de ellos pretendiendo reelegirse, pasaría exactamente lo mismo.

La reelección en si misma es la semilla de nuestra propia destrucción. Es la que desnuda la desfachatez de muchos políticos, que ponen en venta su conciencia y sus principios.

 Es lo que activa la mediocricidad y el oportunismo de muchos dominicanos. Es la que prostituye a gremios y sindicatos, profesionales y empresarios, artistas y deportistas. Es la que menosprecia a toda una muchedumbre empobrecida y desempleada que ha perdido sus esperanzas de sobrevivir al margen del proselitismo y la dádiva. Es la que fomenta la corrupción a gran escala, tanto pública como privada. Es la que hace permisible la ilegalidad y la violación constitucional. Es la que masifica la empleomanía pública y destruye la institucionalidad. Es la que explota la ignorancia y la falta de educación de un pueblo sumido en la miseria. Es la que induce al dispendio del erario. Es la llave para todas las extravagancias desde el poder.

En definitiva, le reelección pone en evidencia lo lejos que estamos de la ética y la civilización. De los principios morales e institucionales que rigen una sociedad moderna. La reelección lo destruye todo.

Lo que estamos viendo en este proceso electoral es todo lo que hemos descrito pero llevado a su máxima expresión.

Porque si bien es cierto que en todos los gobiernos se roba, se cometen desmanes y abusos y se maltrata la institucionalidad y la moral pública, no es menos cierto que lo de ahora ha llegado al clímax de lo impensable y lo perverso.

Y la misión de lo que aún queda en la sociedad dominicana como resguardo moral para las generaciones futuras, es proponerse después de la próxima contienda electoral a prohibir la reelección por 20 años. Pero sujeta a revisión. Porque si después de ese plazo no tenemos una población más educada y una institucionalidad a prueba de balas, entonces habrá que extenderla por otros 20 años.

Esa es la única garantía de que algún día podamos enorgullecernos de lo que hoy es una cuestionable y pobre democracia. Porque la democracia no es votar cada dos años y expresarse libremente. Es educar a la gente para liberarla del salvajismo y el chantaje político. Es votar con conciencia. Es someterse a los rigores de la transparencia e institucionalidad, que no existen en República Dominicana.

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