El costo oneroso de los apagones

El costo oneroso de los apagones

Por decenios se ha hablado en este país acerca del alto precio de la electricidad. Se afirma, y nadie duda de la certeza de la afirmación, que este país tiene la tarifa más alta por suministro de electricidad. Sin embargo, pocos han hecho el ejercicio de calcular cuánto le cuesta al país cada apagón. Nuestros cálculos se limitan al costo del kilovatio/hora (kw/h) suministrado a los usuarios o utilizados por éstos, pero, sin temor a equivocarnos, el costo de los kw/h no suministrados, es decir, de los apagones, deja muy corto el precio de la electricidad suministrada y empleada para producir fuerza motriz, calor o iluminación.

Cada kilovatio/hora no suministrado por las redes regulares obliga a recurrir a alternativas energéticas de pobre rendimiento. Las plantas de emergencia -que han dejado de ser tales y gracias a los apagones se han convertido en fuente principal-  producen electricidad económicamente costosa y, además,  tienen costos colaterales en términos de ruido y contaminación que la gente paga bastante caro con su salud. Lo peor es que cada kw/h no suministrado por los prestadores regulares del servicio le genera a éstos ganancias enormes, pues aunque esa energía nunca “figura” en los cables ni mueve aparatos de la economía, sí se consigna  en las facturas y se cobra a los usuarios, y por tanto  hay que sumarlo al costo de cada kw/h no suministrado.

 

¿Salvataje para países pobres?

Estados Unidos ha dispuesto cientos de miles de millones de dólares para salvar a los grandes bancos quebrados como resultado de lo que tiene la connotación de una gran estafa. La Unión Europea, por su lado, ha decidido “socializar” la banca, adquiriendo sus acciones para protegerla de una posible quiebra. Son medidas de salvataje dirigidas a salvar capitales enormes involucrados en operaciones inmobiliarias y bursátiles.

Pero nadie ha mirado hacia los países pobres que, de un modo o de otro, han de ser víctimas de una gran quiebra financiera en la que no tuvieron ninguna responsabilidad. En Estados Unidos y en Europa, los fondos de los contribuyentes servirán para salvar el sistema financiero, pero ningún organismo internacional se ha ocupado de diseñar medidas de salvataje y destinar recursos financieros para proteger a las naciones del llamado tercer mundo de los graves perjuicios por venir.

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