El costoso trayecto de las EDES

El costoso trayecto de las EDES

Con el reciente anuncio por parte del Estado dominicano de la adquisición de las acciones de Edeeste, se ha colocado sobre la mesa de discusión las ventajas y desventajas de un proceso de “desarrollo” del sector eléctrico accidentado y con altos costos para  el sistema de producción del país.

El presidente Leonel Fernández ratificó que supone un costo de US$26.5 millones para el Gobierno la adquisición de las acciones de Edeeste que estaban en manos de su antiguo socio TCW (Trust Company of the West).

Según  expertos, además de esa erogación, el Estado asume la responsabilidad de una deuda de la empresa distribuidora, a saber US$165 millones a diciembre de 2008; US$110 de unas obligaciones congeladas y un pasivo por verificar de US$415 millones. “Es decir, la deuda de Edeeste podría rondar los US$694 millones”.

“En el 2003, Unión Fenosa,  acordó venderle las distribuidoras Edenorte y Edesur a la Corporación Dominicana de Empresas Eléctricas Estatales (CDEEE) por un monto de 384 millones de euros, equivalentes a US$422.7 millones.

Además de un desembolso de 13.3 millones de euros (US$14.6 millones), el Gobierno se comprometió a permitir el usufructo por 12 años de activos de distribución que serían arrendados a Edenorte y Edesur, cuyo cobro estaría garantizado por cuentas de los mejores clientes de ambas compañías.

La capitalización. El 24 de junio de  1997,  el presidente Leonel Fernández promulgó la Ley 141-97, de Reforma de la Empresa Pública.

Este paso  fue anunciado como una decisión sin precedentes. “Desde 1896, el Estado nunca había aplicado política de desarrollo del servicio”.

En  diciembre de 1999, el presidente Fernández emitió un decreto autorizando a la Corporación Dominicana de Electricidad a aportar los activos de su propiedad, seleccionados por la Comisión de Reforma de la Empresa Pública para la integración del capital pagado de las cinco  nuevas sociedades anónimas a ser  constituidas de conformidad con las disposiciones de la nueva  Ley General de Reforma de la Empresa Pública, es decir:  Empresa Generadora de Electricidad Haina,  Empresa Generadora de Electricidad Itabo, Empresa Distribuidora de Electricidad del Norte,  Empresa Distribuidora de Electricidad del Sur y Empresa Distribuidora de Electricidad del Este.

Al  terminar su primera administración de Gobierno en  el 2000,  el presidente  Fernández, a su entender, “dejaba aportes concretos y mecanismos institucionales para la solución del  déficit de  generación, así como  varios proyectos en fase de conclusión”.

No obstante, la administración  del presidente Hipólito Mejía, en septiembre de 2003, compró las acciones de Unión Fenosa en las empresas distribuidoras Edesur y Edenorte.

A partir de este momento, a juicio de algunos sectores, se agravó la situación de las compañías, estableciéndose los apagones financieros. Las empresas distribuidoras estatizadas aumentaron el flujo negativo de caja y el Gobierno no suministró los recursos  para cubrir el déficit.

Las Ventajas

De acuerdo al discurso de justificación, el proceso de capitalización fue asumido  como medida “frente a un monopolio estatal que a lo largo de varias décadas había demostrado su ineficacia, su incapacidad para renovarse, su insostenibilidad financiera y su falta de transparencia. Se procedió, como en muchos otros países de América Latina y del mundo, a procurar el concurso del sector privado para hacer las inversiones requeridas e introducir las tecnologías que hacían falta para un relanzamiento y modernización de la industria.

 “Si el proceso resultó imperfecto, o con áreas fallidas, sólo había una cosa que hacer: modificarlo, mejorarlo, , seguir desarrollándolo en base a nuevas experiencias y soluciones”.

Las desventajas

En contapeso a ese criterio, del otro lado expertos analistas consideran que el proceso de capitalización ha sido el mayor error que se ha cometido en este país. Al desfragmentar en diversas empresas el proceso completo desde la generación hasta el servicio de la energía, se incrementaron en esa misma proporción los costos de administración y gerencia.

De acuerdo a este análisis, el problema radica en el esquema de capitalización aplicado, ya que fue concebido para beneficiar principalmente a los generadores. “Las empresas generadoras que participaron en la capitalización no han invertido suficientemente. Por consiguiente, las distribuidores están obligadas a compara energía cara y luego tienen que venderla barata”.

Las claves

1.  Edenorte

En  2009, la cantidad de clientes ascendió a 607,821.

2.  Edesur

La cantidad de clientes en 2009 fue de  563,383. Actualmente laboran unos  1,967 empleados.

3. Edeeste

Sirve energía a 363,000 cliente y cuenta con 1,200 empleados.

Edeeste

La Empresa Distribuidora de Electricidad del Este, S. A. (Edeeste) surgió el 5 de agosto de 1999, producto del proceso de capitalización realizado en RD  para pasar a manos privadas la administración del negocio de distribución de energía eléctrica, que era manejado por  la otrora Corporación Dominicana de Electricidad (CDE).

El mismo fue divido en tres compañías Norte, Sur y Este.  El 50% de las acciones de Edeeste fue adquirido por AES Corporation para la administración de la empresa por un período de 40 años. El restante 50% quedó a cargo del Estado Dominicano.

El aporte inicial de AES fue de 109.3 MM US$. En la actualidad la inversión sobrepasa los 209 MM US$.

En noviembre de 2004, el 50% de las acciones de AES Corporation fue adquirida por Trust Company of the West (TCW). Las operaciones administrativas de AES culminaron en mayo del 2008.

La zona de concesión de Edeeste es de 11,700 Km2 desde la acera Este de la avenida Máximo Gómez, incluyendo las provincias de San Pedro de Macorís, La Romana, Hato Mayor, El Seibo y La Altagracia; además, las comunidades de Villa Mella y la provincia de Monte Plata.

Edeeste sirve energía a 363 mil clientes  y suministra más de 260 millones de kilovatios/hora al año. Cuenta  con cerca de 119 mil familias  bajo el Programa de Reducción de Apagones (PRA).

La cifra

26.5 millones de dólares, supone para el Gobierno  la adquisición de las acciones de Edeeste. Pero además de esa erogación, el Estado asume la responsabilidad de  deudas de la empresa distribuidora.

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