Imparable es la recuperación de la economía. El avance es constante. Es uno de los grandes éxitos de Luis Abinader en sus primeros doce meses de gobierno. En julio el PIB registró un crecimiento interanual de 12.1%, es decir, sobre el mismo mes del año 2020, y de 3.5% en enero-julio comparado con igual periodo de 2019.
Para que nadie se confunda, la tendencia del crecimiento en su mayor parte descansa en factores reales, con el paso de los meses diluye el efecto base de comparar cifras actuales con deprimidas del año pasado. Es uno de los elementos considerado por el Banco Central y organismos internacionales para revisar al alza el pronóstico de crecimiento, de 7.5% a dos dígitos para final de este año, lo que conservadoramente colocaría el PIB nominal en US$91,562.3 millones, un 3% por encima del de 2019.
Implicaría que, en términos reales, descontando la inflación, en 2021 la economía recupera los 6.7 puntos de PIB que perdió en 2020, y el volumen supera al de año previo a la crisis.
Aunque imperfecto, el PIB total y por habitante son los indicadores más usados para medir el progreso económico relativo de una sociedad, razón por la que destacó que la economía dominicana, creciendo dos dígitos, en cifra absoluta el ingreso por habitante aumentaría en US$103.9, un 1.2% con respecto a 2019, pasando de US$8,583.10 a US$8,687 en 2021.
La historia mundial de los ciclos económicos nos enseña que, después de una fuerte contracción económica, primero se recupera el PIB total, tiempo después el per cápita y empleos perdidos. Este año recuperamos la totalidad del PIB que se perdió en 2020 y cada dominicano obtendrá para atrás los US$1,038.60 que lo empobreció el pasado año, y se embolsillara adicionalmente US$103.90.
En cuanto al empleo, en julio restaba sumar 54,909 trabajadores para llegar al volumen de febrero 2020 según el registro de la Seguridad Social, lo podríamos alcanzar a final de año.
Junto a Panamá, nuestra economía será la de mayor crecimiento en la Región, que según Cepal promediará entre 5% y 9% en 2021, incluyendo el rebote estadístico en relación con la contracción de 6.8% del 2020. Machaca la baja productividad y poca inversión regional, y que mientras no se resuelva no se logrará la sostenibilidad del crecimiento.
¿Cómo estamos en República Dominicana? Fijémonos en la productividad aparente por persona ocupada (crecimiento del PIB menos el de los ocupados), creció a una tasa media anual de 0.15% en 2018 y 2019, explicando apenas 2.5% del crecimiento medio (6.05%) del PIB real, el 97% restante se atribuye al crecimiento del capital y cantidad de trabajo.
Es decir, la Cepal tiene razón, el bajo crecimiento de la productividad en el corto y largo plazo también es una debilidad de nuestro sistema económico, lo que puede y debe corregirse con políticas públicas.
No comparto su recomendación a todos los países de cambiar el modelo de crecimiento, el tema es complejo, lo real es que cambia constantemente, aunque poco visible a corto plazo en nuestro caso se destaca en el largo plazo revisando la evolución de la producción sectorial de los treinta años pasados, se observan tendencias importantes, perdiendo terreno la agropecuaria y la industria, y ganándolo los servicios.