El crecimiento del PIB

El crecimiento del PIB

JOSÉ MANUEL GUZMÁN IBARRA
El Banco Central anunció un crecimiento de 4 porciento para el trimestre. En el mismo período del año anterior la economía había disminuido en un 0.2 porciento. En el 2004 el crecimiento acumulado fue de apenas de un 2 porciento. El año 2003 y 2004 reflejaron una recesión, es decir más de tres trimestres con caída en el PIB. Así, el PIB del primer trimestre del 2005 confirma de nuevo una recuperación económica.

Una sorpresa hasta para el FMI que esperaba para este año una recuperación moderada; en el pronostico del organismo internacional, consignado en el acuerdo, espera para el año un crecimiento de 2.5%. Lo mismo encontramos en las predicciones de la Unidad de Inteligencia de la revista The Economist, que había pronosticado un decrecimiento del 1% en el 2004, y proyectado para el 2005 un crecimiento de 2.5%.

Algunos sectores, y uno que otro economista, denuncian que no hay liquidez y que no existe tal dinamismo en la economía. Antes que un debate estéril, se nos antoja, que el planteamiento puede llevarnos a situar el resultado en una justa dimensión. ¿Podemos decir, por ejemplo, que al crecer en el trimestre en un 4% se acabó la crisis?

Si queremos entender estos resultados, debemos primero entender que no es lo mismo crecer en una etapa de dinamismo, crecimiento continuo, que crecer luego de un período de recesión. Es una perogrullada, pero incluso algunos muy conspicuos economistas olvidaron incluir este elemental hecho. Así, podemos hablar, y es lo que hace el Banco Central de recuperación económica, pero no podemos hablar, todavía, de bienestar.

En lenguaje llano, si un organismo enfermo tiene fiebre alta y logramos disminuirla y llevar la temperatura al nivel normal ¿podría un médico dar de alta? ¿puede el enfermo sentirse sano?. A la primera pregunta, corresponde un depende como respuesta. A la segunda, sabemos que el sentirse sano vendrá cuando a partir de la estabilización venga una mejor alimentación, una recuperación de las fuerzas.

Los empresarios, tienen sus razones para aprovechar el anuncio de datos optimistas en el crecimiento. Eso por dos razones, una a pesar de un mayor dinamismo en el comercio, eso no se tradujo en ganancias en la misma proporción, primero por mayores impuestos y segundo por mayores costos, tras el aumento salarial. Su inconformidad, expresada en dudas, no es, digamos de vocación académica, su planteamiento es de orientación fiscal. Argumentan pesimismo y escepticismo porque quieren lograr reducciones de impuestos, especial y deliberadamente el recargo cambiario. Nos sumamos a su deseo, no sin antes advertir que si queremos continuar por la senda de la recuperación es necesario compensar esos ingresos por otros.

El caso de las Zonas Francas, mencionado por algunos como una muestra de imposible recuperación, es más interesante. Cualquier economista serio -sea o no independiente no es la verdadera cuestión- puede demostrar que desde hace años el comportamiento de las Zonas Francas se debe mucho más al dinamismo de la economía norteamericana que al valor de nuestra moneda. La devaluación no daría más contratos, más volumen de negocios, y probablemente no daría más empleos en el sector, aunque sí daría más beneficios a sus propietarios (que es de lo que se trata su permanente presión por esa vía).

Invito al lector a hacer el ejercicio de ver cómo se comportaron las exportaciones cuando el dólar estuvo por encima de 40% ¿hubo un crecimiento en la misma o similar proporción que la devaluación?

La devaluación no se muestra tan efectiva como antaño para promover las exportaciones. El resultado de las Zonas Francas depende mucho más del entorno internacional que de la devaluación. En el corto plazo, dependerá más del dinamismo de la economía norteamericana que de otros factores. Entonces, es perfectamente creíble que el sector ZF haya crecido en el trimestre. La amenaza real, por otra parte, viene de China y para eso no existe un remedio fácil.

Sin alargar mucho estas notas, me parece que el FMI, que no pudo ser burlado por el gobierno anterior, será mucho más estricto en sus evaluaciones de la veracidad de los datos brindados por las autoridades. Es cuestión de esperar unas semanas para saber si podemos decir que vamos por el camino correcto, porque nos recuperamos, aunque todavía no podamos decir que al paciente se le puede dar de alta.

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