El crecimiento económico no es falso; lo que es falso es la realidad

El crecimiento económico no es falso; lo que es falso es la realidad

POR ARTURO MARTÍNEZ MOYA
También en el campo de la economía es posible el integrismo, porque seguir insistiendo en un crecimiento cuando la población lo que siente es estancamiento en el mejor de los casos, no es otra cosa que pretender que la ciencia se adapte a la realidad de los números que hacen las autoridades monetarias y no a la inversa. Forma parte de una estrategia inicialmente muy bien montada por los políticos en el poder, y que con el paso del tiempo se ha ido desmontando sóla, que consiste en repetir hasta el cansancio que la economía crece y que todo va muy bien, con la esperanza de que al final se convierta en un dogma.

El que escribe este trabajo, y lo mismo el que me está leyendo en este momento, desea que las autoridades monetarias tuvieran razón, lo que está en juego es el bienestar de todos, pero no podemos auto-engañarnos, es generalizada la expresión en las calles de que las cifras no están diciendo la verdad. El reclamo no ha tenido repercusión en las autoridades monetarias pero tampoco entre los políticos en el poder, porque a pesar de que resulta evidente que hay problemas en el manejo de las cosas públicas, en el caso de los políticos en el poder, éstos entienden que lo saben todo y mejor que nadie, y por eso no aceptan que se equivocan. No se le puede decir, lo que se repite, que carecen de un norte que le sirva de guía, porque eson propensos a oír sólo las buenas noticias, aúnque éstas no sean tales, sino cifras que andan por un camino diferente a la realidad.

Quizás influenciado por lo anterior, los responsables de las políticas sectoriales tampoco escuchan con intención de razonar y re-orientar lo que hacen, entienden que son muchas las cosas que están en juego, y no sólo los puestos públicos. De modo que el incentivo es muy alto para mantener el maquillaje de las cifras macroeconómicas, lo que en cierta medida se facilita cuando se es juez y parte. Me explico. Las cosas se facilitan cuando son los mismos los que formulan la política y los que suministran y fabrican los datos que dicen si la política ha sido éxitosa o ha fracasado. No es de extrañar, pués, que cifras que se publican con mucha rapidéz digan una cosa y que la población esté sintiendo otra bien diferente, porque lamentablemente vivimos en un país donde la política de colores nunca toma vacaciones, a la que con más frecuencia se incorporan directa ó indirectamente hombres e instituciones oficiales, siempre priorizando los objetivos políticos. Mientras más autoritario sea el Estado, y esa correlacción está demostrada en términos econométricos, más distorsionada es la realidad de las cifras.

Es cierto que nuestro Banco Central, y desde hace muchos años, construye  las cuentas nacionales con un método que podría servir de base, para que un genio como García Márquez escriba una novela cargada de ficción, con muy poco realismo. Como ejemplo se pude citar el cálculo del valor agregado del sector comunicaciones. Se parte del número de aparatos que se venden ó que se activan mensualmente, y se restan los que se desconectan. Es como decir que la tierra es plana, y que debe creerse que es así, porque lo demuestra el hecho de que cualquiera podría andarla en motorcicleta o a pie. García Márquez escribiría con mucha elegancia verdaderos paisajes metodológicos conducentes a resultados fantasiosos, y lo haría sin la racionalidad que Maurice Allais (Premio Nobel de economía de 1988) planteó como necesaria para que el método y el resultado sean creíbles en el campo de la economía.

Si queremos ser coherente con la ciencia, si es verdad que los mercados son eficaces, como Walras conceptualizó sin poder demostrar, que Adam Smith planteó matemáticamente pero que tampoco pudo llegar a ningún sitio, y que cien años después pudo demostrar Debreu (por lo que también le dieron el nobel de economía), a los economistas que hacen cifras se les exige un mínimo de racionalidad. No basta con que digan, por ejemplo, mira somos racionales, lo demuestra el hecho de que dada la realidad de la economía dominicana, con una situación verdaderamente calamitosa como la que tenemos, porque ellos también lo saben, maximizamos los resultados con cifras no creíbles por el público, pero con cifras que el mismísimo FMI se hace de la vista gorda ó dice cualquier tontería positiva, porque a ellos también les interesa que el mundo los felicite por su programa en República Dominicana.

No me refiero a ese tipo de racionalidad, mi cita es a Robert Lucas, por su concepto de hiperracionalidad por el que le dieron el premio nobel de economía en 1996.  El consumidor y el productor, de acuerdo con Lucas, no sólo ven el presente tal y como se presenta, anticipan también la incidencia de la política económica, de modo que cualquier intento de la autoridad pública de torcer lo que sucede, finalmente es vencido por la hiperracionalidad del agente económico. Es decir, que conviene decir lo que pasa en la economía, con cifras creíbles, y no lo que se quiere que pase.

Volviendo a las comunicaciones, no es racional plantear que creció un 24.3%, y además decir que su participación en el producto ha crecido hasta un 15.7%, porque el agente económico se preguntaría cómo es posible tanta belleza. Si el valor agregado es la suma de salarios, beneficios e impuestos, para plantearlo de la manera más simple, no es verdad que sumando y restando el número de celulares y de otros aparatos telefónicos se pueda llegar a un buen estimado de esas variables. El asunto no para ahí, si la base de la metodología que se usa es la del 1970, es bueno que se sepa que para ese año los celulares no existían, de modo que tampoco existe un precio que se le pueda asignar, a no ser que se use cualquier precio, correspondiente a cualquier año. Lo de la ponderación es otra historia, en 1970 era de 0.7% y se exagera cuando se sube a 15.7%. Los economistas, para impresionar un poco, citamos al famoso Pareto, que más o menos dice que un equilibrio de mercados no puede permitir el aumento de la felicidad de alguien sin disminuir la de algún otro, es decir, que el equilibrio puede ser cualquier equilibrio.

Llevado  al caso de la ponderación, el aumento de la participación de las comunicaciones en el PIB se hizo sacrificando otros sectores, entonces habría que ver porqué las autoridades monetarias reiteradamente sacrifican la participación de otros sectores, para elevar la de las comunicaciones. Qué lo justifica? Porqué se hace?

El amigo lector se habrá dado cuenta de que el famoso crecimiento del producto, en el cual se apoyan los políticos para atribuírse un éxito inexistente, en realidad es un asunto de habilidad, de estimados indirectos, de supuestos, de hipótesis no demostradas. El lector podría estar pensando, entonces con el mismo equipo técnico el trabajo puede hacerse racional o irracional, porque dependiendo de lo que se persiga los supuestos podrían cambiar, y ahí tenemos otro problema que podemos ilustrar con datos de las mismas empresas telefónicas. En su informe del semestre enero-julio 2005, Indotel reporta que las empresas telefónicas generaron ingresos por RD$19, 315 millones, y que por el 16% de ITBIS el fisco cobró RD$3,090.4 millones, por el 10% del selectivo al consumo la recaudación fue de RD$1,931.5 millones, y por contribución al desarrollo de las telecomunicaciones, un 2% que va enteramente a Indotel, las empresas pagaron RD$386.3 millones. Es decir, al fisco entraron RD$5,021.9 millones en el período de enero-Julio del 2005, el 26% del ingreso generado por la industria.

Pero el Banco Central, cuando estima el crecimiento de la economía en 5.8% para el semestre enero-junio del 2005, dice que el valor agregado del sector comunicaciones, a precios de 1970, fue de RD$595.1 millones. En un cálculo libre, el valor agregado a precios de 1970 lo llevamos a precios corrientes, representando un valor de RD$64,063 millones. Los ingresos del fisco, por impuestos al sector de las comunicaciones,el fisco debió ser de RD$18,000 millones de pesos en los primeros siete meses del año, y no de RD$5,021.9 millones como dice Indotel que se pagó a la DGII. El Banco Central y la DGII tienen un gran problema, definir quién tiene razón.

Si decimos que el Banco Central tiene razón, las consecuencias son varias y potencialmente peligrosas. Lo primero es que las empresas de comunicaciones les deben al fisco la friolera de RD$13,000 millones de pesos, recursos que de alguna manera han ocultado, por lo que habría que revisar su contabilidad con lupa, y no cualquier lupa. Estaríamos en presencia de un caso parecido al de Baninter, las empresas de comunicaciones tendrían un tamaño que duplica el que aparece en sus libros contables. Por otra parte, sería innecesaria una reforma fiscal para compensar al gobierno, por la eliminación del arancel con motivo del tratado de libre comercio con los Estados Unidos de Norteamérica, porque bastaría con cobrar los RD$13,000 millones de pesos. Recuerde, el cálculo lo hemos hecho con el valor agregado de la industria, y no con el valor de la producción como debería ser, es decir, que debería aplicarse el 26% de impuesto a los ingresos generados por la industria de comunicaciones y no su valor agregado. Lo que estaría pendiente de cobro sería mucho más que RD$13,000 millones.

En apariencia se tiene un gran dilema, ó se le cree a Indotel, que obtuvo los datos directamente de las cuatro compañías telefónicas, que las supervisa directamente, ó se cree en el cálculo del valor agregado que hace el Banco Central. Lo primero implica creer en la contabilidad de las compañías de teléfonos, mientras lo segundo plantea un ocultamiento de ingresos. Pero en verdad no existe ninguna alternativa, las cuatro compañías de teléfonos son muy transparentes en sus operaciones, representan a compañías cotizadas en bolsas de valores, y sus operaciones de ingresos necesariamente deben reflejar la verdad en todo momento. Han dicho, aúnque en forma indirecta, que en los primeros seis meses del 2005 su actividad no creció. Como sabemos que el Banco Central hace sus cálculos contando el número de aparatos telefónicos que se instalan y descontándo el número de aparatos telefónicos que les reportan como retirados, en realidad no se presenta ningún dilema, la credibilidad está por el lado del reporte de Indotel.

El crecimiento del comercio, dentro del producto nacional, es otro sector que presenta problemas de inconsistencia. Los comerciantes de las avenidas Duarte, Mella, Lincoln, Churchill, Independencia, del norte, del sur y del este, coinciden en decir que no se vende nada, que no hay circulante, y el reclamo parece que tiene fundamento, el gobierno tiene forma de chequearlo y efectivamente lo hace a través de la DGII, que mantiene inspectores en algunos comercios. La DGII nunca ha dicho lo contrario, y el aumento de cobro de ITBIS en el comercio se ha debido a una mejoría en los mecanismos de cobros, y no porque las ventas hayan aumentado. Pero las autoridades monetarias, en sus cifras, dicen que en el primer semestre del 2005 el comercio no sólo creció, sino que lo hizo con un robusto 14.9%, y que la actividad participó con 11.2% en el PIB. La diferencia, entre lo que dicen los comerciantes, avalado con su silencio por la DGII, de cero crecimiento, y lo que plantean las autoridades monetarias, en verdad que es impenetrable. Ahora sí que tenemos que escoger, entre uno y otro. Al igual que cualquier consumidor, también diría que actualmente en el país nada se vende y nada se compra, porque no hay dinero efectivo en las calles, por lo que tiene sentido el planteamiento de los comerciantes.

El crecimiento de que hablan las autoridades monetarias se reduce de 5.8% a 2%, si racionalmente anulamos los números de los sectores comunicaciones y comercio. Y sólo con esas dos correcciones, y sin entrar a revisar los números de los sectores agropecuaria, manufactura, turismo y transporte, que las autoridades monetarias dicen que también crecieron, está claro lo que siente el público, de que estamos en presencia de una fuerte recesión económica. Cuando se publican resultados, cuadros y gráficos, basados en pocas estadísticas, con muchos supuestos y apoyados en metodologías desfasadas, y sin un comentario amplio donde se advierta al lector, nadie debería sentir fastidio, rasgarse las vestiduras, porque se sospeche que lo que se pinta es demasiado elegante como para creerse.

Apoyaría el optimismo de las autoridades monetarias, si en las calles las cosas se presentaran coherentes con las cifras, lo que implicaría que estaría en consonancia con la ciencia. Porque, dónde están los nuevos empleos que justifican el crecimiento de la producción en los sectores manufactura, comercio, turismo, transporte, comunicaciones, y en el producto nacional? A quién, y a cuáles sectores pertenecen, los trabajadores a los que se les aumentó el salario en el período enero-junio del 2005? Qué sector ó sectores de la economía aumentaron su consumo, así como lo plantea a nivel agregado las cifras que publican las autoridades monetarias? Cuál sector ó sectores han tenido un éxito productivo destacable? Dónde están los inversionistas, dominicanos ó extranjeros, que de manera entusiasta hicieron crecer sus actividades productivas con nuevas inversiones? Las interrogantes no tienen respuestas, y no las tienen porque el crecimiento no es real.

Como no aumentó el número de empleos como tampoco el capital, entonces la única explicación posible del crecimiento del 5.8% en enero-junio del 2005 sería porque aumentó la productividad del trabajador. Pero se trata de un concepto de medición del crecimiento de largo plazo, que lamentablemente el Banco Central no está preparado para conocer, porque carece de los instrumentos de medición necesarios, entonces mucho menos puede atribuirse con conciencia como la razón del crecimiento en  el corto plazo. En conclusión, las autoridades monetarias no saben porqué dicen que el producto creció 5.8%, sólo dicen que creció en ese porcentaje. Es como decir que la economía que miden es un cuadrúpedo, un animal que tiene cuatro patas, lo que no estaría mal siempre que se mida la economía real y no la imaginaria.

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