El crecimiento espiritual inicia en la traición

El crecimiento espiritual inicia en la traición

Los planes que tiene la vida para nosotros siempre nos lleva hacia más. Las razones por la que creemos que una situación o relación nos ha dejado con menos son: estamos actuando en nuestras propias fuerzas, llevando una agendapropia, o estamos alineados con nuestro destino, pero no estamos viviéndolo con rendición.

La lealtad invisible es la tierra fértil en donde crecen las semillas del sufrimiento. Experimentamos el dolor de la división en forma de ambivalencia, por un lado avanzamos y por el otro creamos las condiciones para retroceder. De ese modo, nos encarcelamos en el doble ánimo; quiero pero no lo tengo, o lo tengo pero no lo quiero del modo en que es.

El camino del crecimiento espiritual inicia en la traición a la culpa que nos genera abandonar a los otros, o abandonarnos a nosotros mismos. La culpa se vive como deuda, y la consecuencia o castigo es el encierro. ¿Construirías una cárcel para encerrarte por lo que debes? Cuando no somos capaces de asentir al dolor, construimos una cárcel en nuestra conciencia.

El dolor es el signo del crecimiento, en cambio el sufrimiento es el síntoma de la resistencia a crecer que mantiene activo al dolor. Cuando empecé mi proceso de traicionar a la culpa mi mantra fue: “Nadie me debe nada”. Esto es similar a darnos cuenta que estamos manejando nuestro automóvil con el freno de emergencia puesto.

Nuestra tarea es que el plan divino se desarrolle en nuestras vidas en el menor tiempo posible, de manera fácil y en pleno gozo. Esto empieza cuando retomas tu poder. Si crees que una relación o una situación te hicieron daño, estas sosteniendo una relación con un deudor que mantendrás encerrado en tu conciencia. De modo inconsciente, invertirás gran parte de tu energía en cuidar que tu prisionero no se fugue.

Mientras creo que alguien me debe algo, no puedo contactar mi abundancia.La deuda solo existe en el mundo relativo donde nos identificamos con la carencia, el dolor y la separación. No podemos tener pensamientos de dolor y de gozo simultáneamente. Todo cambia cuando damos el salto a la dimensión espiritual. Allí, solo recibimos nuestro mayor bien.Reconoce que en espíritu y verdad no existe la deuda, porque en esta dimensión nadie puede hacerte daño.

La deuda y la condena solo existen en la mente y es en la mente donde podemos producir el cambio. Anatole France dijo: “Sabed sufrir: sabiendo sufrir, se sufre menos”.Las semillas de carenciacrecen en los pensamientos de condena donde las sembramos.La limitación y la carencia es el fruto de la condena. Es por esto que los problemas de dinero no se resuelven con dinero.

No hay nada que hacer afuera. Eso sería igual a trabajar en el efecto, en vez de hacerlo en la causa. Las deudas físicas se relacionan con las deudas mentales. Debemos cambiar los pensamientos de juicio por los pensamientos de amor. Asentir es comprender, y comprender es amar. Los efectos cambian porque nuestros pensamientos han sido cambiados.

Debemos traicionar a la culpa, renunciar a la condena y el juicio para entrar en contacto con la provisión de Dios.Paulo Coelho dijo:“La felicidad es a veces una bendición, pero por lo general es una conquista”. Es necesario tener pensamientos de felicidad para atraer situaciones felices, y eso no es posible si nos sentimos culpables de deberle algo o a alguien, o creemos que alguien nos debe. Mi recomendación es:

1-Haz una lista de tres deudores emocionales. Personas que sientas que no te dieron lo que necesitabas o pedias, o que te ofendieron o humillaron. No importa que no estén en este plano.

2-Asignales un valor material a aquello que te hicieron. Así, liberaras tu prosperidad de la atadura generada por esa deuda emocional.

3-Ve a una papelería y compra un talonario de facturación. Llénale a cada una de las personas un recibo de saldo por el monto total de la deuda generada. Puedes entregarles este documento o puedes hacer un ritual para hacerlo metafóricamente.

4-Declara en voz alta el saldo de la deuda. Fulano (nombre), no me debes nada.

5- Sal a celebrar o haz un diezmo, como lo haría cualquier persona que recibe un pago inesperado de una deuda que estaba en cuentas perdidas.

 

 

 

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