El crecimiento estancado

El crecimiento estancado

 La misión del Fondo Monetario Internacional (FMI), que permaneció por unas dos semanas en el país, al marcharse la pasada semana, nos dejó, como estímulo para la reflexión, una opinión condensada de la situación económica actual donde enfatizan el bajo crecimiento en cinco meses del año de apenas un 0,2%, contrastando  con los valores que eran normales en otros años cuando el dinamismo era notorio.

 La causa de ese descenso es necesario buscarla en los efectos negativos de la última reforma fiscal, destinada a encubrir en parte el tremendo déficit generado por el gasto alegre y electorero del 2012, cuando el sector oficial desparramó recursos por doquier, con tal de que el PLD retuviera el poder, lo cual logró en una apretada decisión electoral.

Como siempre, el FMI insistió en eliminar el  subsidio  al sector eléctrico, que absorbe más del 30% de las divisas que ingresan al país anualmente, y no hay forma de frenar esa hemorragia, por aquello de la paz social, la cual se ha sostenido en el país en las últimas décadas, pese a las amenazas que frecuentemente presagian una desestabilización. 

El FMI  destacó, muy solapadamente, el crecimiento de la inflación que durante varios años estuvo controlada pero ahora, a causa de esa indeseable reforma fiscal, ya está mostrando  señales que la supuesta  estabilidad de precios  se va a resentir y afectará los hábitos de consumo, alterados por un desempleo que ha sacudido a las autoridades y han comenzado a aplicar  correctivos que frenen ese descontrol reflejado en las fluctuaciones de precios, y máxime, con el alza indetenible de la prima del dólar. 

La misión del FMI alabó la inteligencia con que se ha dejado flotar la prima, que en poco tiempo, está llegando a aquellos topes  que en el 2003 asustaron al país, ya que al poco tiempo se disparó al 60 por 1 por la falta de controles, y la  economía estuvo desmadrada por los desfalcos y derrumbe de varios bancos. La situación  actual, propiciando oficialmente  esa devaluación  controlada, que el FMI la reconoce como beneficiosa, ya que se observa una vigilancia estricta y bien monitorizada para que el trago amargo sea más aceptable. Sumisamente y a regañadientes, la población acepta el atropello de los comerciantes con los precios de los artículos de consumo masivo, elevándose  cada semana por el alza aceptada de la prima del dólar.

Se quiso implementar la segunda  parte de la reforma fiscal de noviembre del 2012, lo referente al llamado ICV (Impuesto de Circulación Vehicular), lo cual  soliviantó a la ciudadanía en todos sus estamentos y en donde  la clase media iba a ser la más afectada por la necesidad de adquirir su propio medio de transporte.   Y es que el Estado, por aquello del populismo y la corruptela acompañante de sus integrantes,  ha permitido que en el país no exista un aceptable transporte  público. Afortunadamente el presidente Medina pospuso la aplicación del ICV  para el 2014, con lo que hizo retornar el sosiego que ya se veía amenazado con la probable edición de acontecimientos similares a los que se están produciendo en Brasil y Turquía. 

El cerco que imponen las autoridades, para cada vez recaudar más recursos, que no se traducen en beneficios  para la comunidad, aun cuando ese es su principal comodín  de los medios oficiales,  provoca ese enorme malestar,  que podría degenerar  en protestas callejeras.

El presidente Medina, y  su entorno más íntimo, ha llevado la sensación de honestidad y confianza al país, lo que no ocurre en otros alrededores burocráticos, legislativos y judiciales, donde cada  día brota un escándalo, y más cuando se denuncian los comportamientos de los aliados al PLD y de ellos mismos, en que los beneficiados con altos cargos, con torpeza y sin barniz  de honestidad, hacen y deshacen de las instituciones que encabezan, lastrando  las buenas intenciones  presidenciales.

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