El Japón, el Imperio del Sol Naciente, el Mikado y la tierra del Crisantemo, que es una planta oleaginosa color amarillo, viste hoy de negro por la tragedia ocurrida el día 11 del presente mes con un tsunami (ola grande en japonés) que dañó dos de los cinco reactores de la usina de Fukushima.

Japón, que no produce petróleo, dispone de 54 usinas, Estados Unidos 104 y Francia 75, los países que más energía nuclear producen, que es una de las fuentes de energía más confiables y económicas.

Prueba es que de las 321 usinas del planeta, solo cuatro, Chernobyl, Trhre Miles, Bopal y Fukushima han confrontado problemas de contaminación por escape de sus reactores, y las de Fukushima, diferentes a las otras, no fue por causa de descuido, sino efectos del tsunami referido.

Los técnicos japoneses de Fukushima, a expensas de un alto riesgo de contaminación, vienen luchando con ardor y celo profesional para controlar las dos centrífugas de la usina y finalizar su radiación, que de hecho harán y los efectos, aunque perniciosos, no lo serán tanto como se avienta hacer creer.

Fukushima, inaceptable debe ser como excusa para invalidar, menospreciar o renunciar a la energía nuclear con fines pacíficos industriales para el desarrollo de países que producen energía y tienen usinas, como Estados Unidos, o que no la producen, como Alemania, Italia, Dinamarca, Finlandia, Suiza y Taiwán.

La energía nuclear, como la navegación aérea, son variantes del desarrollo con mayores niveles de seguridad y el segundo segmento solo es preciso conocer los miles de vuelos diarios del mundo y cuántos accidentes se producen, y lo propio la navegación marítima.

La tierra del Crisantemo, del Sol Naciente, el Mikado de los samurai y los shogunes, renacerá pronto y mejor de esta tragedia, como supo hacerlo para admiración planetaria luego de Hiroshima y Nagasaki, la masacre de Iwo Jima, la batalla naval del pacífico en las filipinas, las Marshall, las Salomón, Solidaridad y futuro promisorio.