El cristianismo y la sociedad de hoy

El cristianismo y la sociedad de hoy

POR LUIS MANUEL PIANTINI MUNNIGH
El Dios Cristiano para nosotros, el Único Dios, creó al Ser Humano en Libertad. Por ese Amor a la Libertad, el Cristiano es respetuoso y tolerante, permitiéndo la convivencia con todos los demás, aunque sus credos sean diferentes.

Los dominicanos como sociedad y herederos en su mayoría de una cultura Cristiana, hemos escogido el Sistema Democrático como medio político de convivencia, donde las parcelas partidistas ejercen el poder al ser escogidas en elecciones libres y a nombre de la sociedad que representan, introducen los cambios necesarios para perfeccionar cada vez más esa convivencia. También los dominicanos libremente hemos escogido a la economía llamada de Mercado o Capitalista, como medio económico para alcanzar el desarrollo de la sociedad a la que pertenecemos.

Por nuestra propia voluntad hemos escogido los sistemas político y económico más libres dentro de todos los creados y ejecutados por la raza humana, que por tanto los hacen también ser imperfectos, pero más adaptados a los atributos de esa raza.

Pero como todos sistemas imperfectos, la sociedad tiene que madurar para que maduren los sistemas, e ir creando mecanismos que vayan eliminando sus imperfecciones, como son las presiones sobre los poderes públicos que ejercen a favor de sus intereses y en contra del de la mayoría, grupos económicos y políticos que pervierten y desacreditan a través de sus hechos la bondad de ambos sistemas.

Y esto sucede cuando hay debilidad institucional para hacer cumplir las leyes, y la Voluntad Política es permeable y esta arropada por la carencia de ética y una falta de creencia en los principios en que se basamentó su escogencia, porque cada vez mas el gozo de lo material se impone sobre nuestros valores espirituales. Y no es que lo material no tenga importancia, ya que es el reconocimiento a nuestro esfuerzo en el desarrollo de riquezas para la sociedad, y por tanto la debemos de estimular sin poses fariséicas donde la denunciamos pero la disfrutamos en silencio. No, lo importante es que esa riqueza haya sido adquirida justamente y como parte de las reglas de juego que rigen a todos los integrantes de esa sociedad, y que ésta pueda también tener derecho a su disfrute dentro de las mismas reglas. Porque la generación de riqueza forma parte de la obra diaria del Creador.

Porque Dios no creo a un ser solitario, excluyente, lleno de complejos y pesadumbres e irritado con el triunfo ajeno, sino a un Ser positivo, solidario, comunitario, alegre, comprometido con sus iguales, a un continuo forjador de buenas voluntades, esperanzas, riquezas y libertades.

En ese sentido los Cristianos debemos de ser compromisarios con una sociedad más justa pero creadora, más equilibrada pero alentadora y reconocedora del triunfo ajeno, más defensora del núcleo familiar, no comprometida con los grupos y personas que alientan el mal y por lo tanto menos cobarde y mas denunciante de los males que nos afligen, pero a la vez mas participativa y solidaria en la búsqueda de soluciones comunitarias a dichos males.

Una sociedad comprometida en la defensa de sus valores éticos, morales y democráticos. Una sociedad demandante de oportunidades y de que le brinden los servicios de educación, salud, bienestar social, protección ciudadana, ha que tiene derecho porque los ha pagado con los impuestos a que esta comprometida a pagar con la renta de sus esfuerzos y no una donde solo existe el deber para el pago de sus tributos y no el derecho a percibir los beneficios.

Una sociedad denunciante de los corruptos y holgazanes políticos, que fueron elegidos para servir a toda la comunidad y no para servirse y burlarse de ella por sus acciones irresponsables, y que desacreditan peligrosamente el sistema de libertades que ha sido forjado por todo el pueblo con sangre, sudor y lágrimas.

Al capitalismo salvaje denunciado por Juan Pablo II hay que humanizarlo y hacerlo mas comunitario y comprometido con la solución de los males que afligen a los excluidos de la riqueza creada. Los Gobiernos son los mayormente responsables de alcanzar estos logros haciendo un uso eficiente de sus ingresos y de su poder, dentro de su política de gastos y de regulación de los mercados, sin corrupción ni impunidades. Dirigiendo dichos gastos hacia la erradicación del hambre y al desarrollo de la riqueza humana. Y creando el ambiente necesario para que la inventiva empresarial privada desarrolle las otras riquezas materiales que van a generar los ingresos con que se pueda gastar.

Regulando los mercados a favor de la sociedad, impidiendo que grupos de rentistas económicos se apropien de las mismas a través de acciones de corruptelas con los poderes públicos o a través de mercados imperfectos monopólicos y oligopólicos, que desacreditan el funcionamiento del sistema de mercado, creando peligrosas confusiones que podrían llevar al traste con el mantenimiento de los sistemas que hemos escogido libremente para alcanzar mayores metas de desarrollo político, económico y social.

En fin, que los Cristianos de esta Nación Dominicana, nos esforcemos en construir una Sociedad Digna de nuestras aspiraciones y de lo que demandan nuestros principios. Es el mejor regalo que podemos ofrecer al Dios Creador de nuestras vidas, todos los días de nuestra existencia.

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