El crudo es la clave de las relacciones Venezuela-EU

El crudo es la clave de las relacciones Venezuela-EU

POR RICHARD LAPPER Y ANDY WEBB-VIDAL
Financial Times
Si algunas personas en Estados Unidos se sienten relajados con la perspectiva de que Hugo Chávez pudiera permanecer en el poder después de este fin de semana, ese optimismo podría deberle algo a los sucesos en el mercado internacional del petróleo, la exportación clave de Venezuela.

Desde 1914, cuando se descubrió el petróleo en las costas orientales del lago Maracaibo, los destinos de la industria venezolana han estado estrechamente vinculado con EEUU. La geografía es una razón: las mayores reservas de hidrocarburos comprobadas del hemisferio occidental están a solo seis días de viaje de un tanquero del mayor mercado del mundo. Venezuela suple entre 11%-14% de las importaciones de petróleo de EEUU y es la principal fuente de crudo para las refinerías del Golfo de México.

Un suministro muy tenso en todo el mundo y bajos inventarios significan que la interrupción de los suministros de Venezuela, un miembro del cartel OPEP, haría subir más aún los precios del petróleo. Michelle Billig, jefe de riesgo político de PIRA Energy en Nueva York, dice: “No hay colchón ni capacidad disponible, lo que hace [a Venezuela] más indispensable que nunca”.

Sin embargo, Venezuela es quizás sea más dependiente de EEUU. El mercado estadounidense absorbe dos tercios de sus exportaciones petroleras. Las ventas totales de petróleo representan a su vez el 755 de los ingresos totales del país por exportaciones y generan cerca de la mitad de los ingresos del gobierno.

El señor Chávez pudiera pensar en diversificar las exportaciones petroleras, hacia el sur, a sus vecinos latinoamericanos, o al oeste, a China y los crecientes mercados de Asia: pero en el corto y mediano plazos depende de las ventas a EEUU. En particular, Venezuela necesita acceso a las refinerías norteamericanas que son capaces de procesar su crudo sulfuroso y pesado. Y excluir a Washington, mientras ello satisfaría las ambiciones revolucionarias del señor Chávez, lo dejaría corto de fondos para los programas sociales que han sostenido su popularidad.

Esta realidad empezó a influir a compañías petroleras internacionales como ChevronTexaco y ConocoPhillips de EEUU. En conjunto han bombeado no menos de US$20 millardos al sector desde 1992, cuando Venezuela reabrió su industria al capital foráneo.

Bajo el gobierno del señor Chávez, la actividad inversionista se ha reducido a paso de tortuga. Una nueva ley de hidrocarburos aprobada en 2001 hizo más onerosos los pagos de derechos y en efecto hizo subir los costos por financiamiento al estipular que PDVSA, la compañía petrolera estatal venezolana, asumiera una participación mayoritaria en cada nuevo proyecto. Los críticos del señor Chávez culpan a una combinación de ideología de izquierda con incompetencia por las frustrantes e interminables demoras en la negociación de los contratos.

No obstante, se han producido algunas señales de movimiento. La semana pasada, ChevronTexaco anunció planes para invertir sustancialmente en la exploración de gas frente a las costas del país y los especialistas dicen que podría generarse un interés mayor, especialmente, si el señor Chávez obtiene una clara victoria en el referendo, lo cual determinaría una mayor estabilidad política. Existe un interés particular en proyectos de explotación de petróleo “pesado” -con alto contenido de azufre- y convertirlo en lo que se conoce como “crudo sintético” que no está cubierto por las cuotas de la OPEP y que, por tanto, pudiera resultar particularmente rentable.

Incluso, hay indicios de que el gobierno pudiera estar preparado para cerrar acuerdos individuales con inversionistas fuera de los términos de la ley de hidrocarburos.

Una razón es el descenso en la productividad que siguió a la huelga que terminó el año pasado. Algunos de los trabajadores más capacitados de PDVSA estuvieron entre los 18,000 empleados despedidos de la compañía después de la huelga y la calidad del mantenimiento ha decaído. Además, se retiraron US$1,7 millardos del presupuesto de la compañía para el año 2004 que se orientaron hacia programas sociales, lo cual desgastó más aún la capacidad de producción.

Los analistas de PFC Energy dicen que el gobierno quiere mantener relaciones con un “club” de inversionistas extranjeros, aunque advierten que los miembros no van a ser seleccionados mediante ofertas formales. “Sentarse a esperar por una ronda de ofertas no los va a poner en acción”, dice Rob Cordray, de PFC en Houston. “Se necesitará la comprensión del tipo de dificultades que está enfrentando PDBVSA. Las compañías tendrán que preguntar cómo pueden ayudar a PDVSA”.

En cualquier caso, las señales indican que si el señor Chávez gana el domingo, las relaciones de su gobierno con EEUU van a continuar reflejando la mutua interdependencia

del petróleo.

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TRADUCCION: Iván Pérez Carrión

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