El cuerpo de Comandos de hombres Ranas (M. de  G.)

El cuerpo de Comandos de hombres Ranas (M. de  G.)

POR SALVADOR CASTRO 
Su rol en la Guerra de abril de 1965

El presidente Fidel Castro y el General Bruce Palmer, jefe de las tropas de ocupación norteamericanas en la guerra de abril del 1965, expresaron en diferentes ocasiones y por separado, su admiración y reconocimientos al Cuerpo de Comandos de Hombres Ranas de la Marina de Guerra Dominicana, como excelente unidad elite de combate.

Las Causas que dieron lugar a la creación de este cuerpo especial en la República Dominicana, fue la creencia del Generalísimo Trujillo de que el gobierno venezolano y especialmente el Presidente Rómulo Betancourt, constituían una amenaza permanente para la seguridad de su régimen y de su persona.  Trujillo se convenció de que necesitaba  tener a su servicio comandos navales capaces de realizar operaciones militares furtivas por mar y tierra en el extranjero, con un alto grado de precisión, eficiencia y seguridad.

Para los fines de crear los comandos fueron contratados instructores extranjeros, especialmente italianos veteranos de la Segunda Guerra Mundial, con hojas de servicios impresionantes y con largos de misiones peligrosas en diferentes frentes en el Mediterráneo.

Uno de los  instructores que llegaron en 1956 y se radicaron  en la Base Naval de Calderas lo era el coronel Ylio Cappoci, uno de los fundadores en Italia del cuerpo de comandos de hombres ranas que sirvió a su país a lo largo de la Segunda Guerra Mundial, obteniendo altas condecoraciones por su valor personal y por distinguidos servicios militares prestados a su patria.

 A nuestro juicio, fue un brillante guerrero con condiciones excepcionales difícil de igualar en la profesión castrense. Este titán de las luchas por la libertad del pueblo dominicano, fue muerto en el asalto al Palacio Nacional el día 19 de mayo del 1965, por balas de armas dominicanas puestas al servicio de los invasores norteamericanos.

Otro instructor era Victorio Tudesco,  ex capitán de comandos de Hombres Ranas de la Marina de Guerra italiana durante la Segunda Guerra Mundial. Su unidad operó en Gibraltar con seis  submarinos biplaza  y donde atacaron una flotilla naval enemiga y hundieron la mayoría de los barcos que la integraban; saliendo los doce ocupantes de los submarinos  ilesos, entre ellos este valeroso militar.

Alberto Cortelleza, otro instructor,  fue capitán italiano, experto en paracaidismo; durante la Guerra Mundial cumplió numerosas misiones peligrosas en territorios enemigos en diferentes países de Europa.

También estaban Benito Pambianchi PAMBIANCHI, Capitán de los comandos italianos, Enzo Lobasto, Capitán de los Hombres Ranas Italianos, Elio Bolpi, civil, entrenador de karate militar extremo para la eliminación rápida de enemigos, y Mamoro Matsunaga, civil, entrenador de judo militar.

SELECCIÓN DE LOS ASPIRANTES

Los procedimientos usados para seleccionar futuros  hombres ranas, se aplicaban entre miembros de la Marina de Guerra que habían aprobado su curso de entrenamiento inicial.  Los tenientes de navío instructores en la Base de Calderas en esa época eran Manuel Ramón Montes Arache, Francisco Alberto Caamaño Deñó, Julio A. Rib Santamaría y Jovanny Gutiérrez; además de ocho alférez de fragata (segundos tenientes), no mencionados para evitar la omisión de alguno. A este  grupo de oficiales pertenecía el autor de este escrito. Los instructores proveníamos de la Brigada de infantería de la Marina de Guerra comandada por el general de brigada Santos Mélido Marte. Resumiendo el proceso de escogencia, se realizaba de la forma siguiente:

De 400 miembros egresados de una promoción, se escogían 50, después de ser sometidos a pruebas físicas, psíquicas e intelectuales extremas. En el primer grupo terminaron el entrenamiento  exitosamente solo 26 de los 50 escogidos; así ocurrió en las siguientes promociones que completaron 4, con un total de 97 comandos; Comparables con los mejores de las potencias que participaron en la Segunda Guerra Mundial y de los actuales. Estos gloriosos soldados demostraron con sus heroicas hazañas militares en las batallas de la Guerra de Abril de 1965, su alto espíritu combativo, su gran valor y su acendrado patriotismo.

Los fundamentos para lograr la buena formación del soldado de este cuerpo militar, respondían a unmarco conceptual concerniente a una estricta disciplina individual, al respeto inviolable de la jerarquía militar y a la observación de la moral y la ética profesionales,reforzadas por la mística institucional y el orgullo del cuerpo.

Lograr óptimas condiciones físicas y de salud, con una alimentación  balanceada, evaluación  médica continuada, ejercicios extremos en mar y tierra, desarrollar fuerza y resistencia físicas mediante ejercicios para el endurecimiento de músculos, huesos, órganos y sistema nervioso.

También se evaluaban vista, oídos y olfato, en los que debían obtener alta calificación.

El rana eficiente tenía que calificar en los ejercicios de operaciones militares submarinas y terrestres con municiones y explosivos de manejo peligroso. Llegar a capacitarse en la lucha cuerpo a cuerpo como con cualquier tipo de arma o de instrumentos contundentes, punzantes o filosos. Aprender a luchar uno contra uno, uno contra dos, uno contra tres, etc.

Los hombres ranas debían aprender nomenclaturas, funcionamientos, arme, desarme y a manejar con destrezas todas las armas de fuego cortas, largas y de emplazamientos. Debían dominar el empleo en misiones especiales, de todos tipos de explosivos convencionales usados en operaciones militares para demoliciones y hundimientos de embarcaciones enemigas.

El comando aprendía  con gran efectividad el  “recupero” o sea, ser sacados del mar por lanchas rápidas y a gran velocidad frente al enemigo y escapar a cualquier persecución hasta llegar a su lugar de salida y ponerse a resguardo.

Otra actividad en donde se entrenaban  era el paracaidismo militar para desarrollar misiones ocultas y sorpresivas en territorios enemigos.

Se entrenaban  en ocultamiento y camuflaje, con capacidad de transformar su apariencia y no ser identificados fácilmente.

MISIONES 

Los trabajos militares a asignarse  a los comandos de hombres ranas son de diversas naturalezas y con altos riesgos de muerte: misiones secretas de penetración en territorio enemigo para labores de inteligencia, eliminar la vigilancia de los campamentos, establecer cabezas de playa, realizar  sabotajes en puertos, en canales marítimos y fluviales.

Minar rutas navales, caminos y carreteras, vías férreas, autopistas, etc., por dónde el enemigo transporte alimentos, agua, combustibles, medicamentos, armas y pertrechos. Es decir, realizar todas las operaciones militares furtivas de comandos y especialmente minar buques enemigos en puertos. Deben aprender a sobrevivir en las condiciones más precarias y extremas en lugares de baja temperatura, en junglas, en pantanos, en el mar, en desiertos y soportar largos periodos de tiempo en hambre y ser.

Estos militares eran más completos que los ranger y los boinas verdes norteamericanos.

PRUEBAS DE CAPACIDAD

Después de concluido un largo y riguroso entrenamiento de los ranas, Trujillo llamó a su comandante Montes Arache para exigirle una prueba palpable de la efectividad militar del afamado cuerpo. Le planteó una tarea a cumplir; consistente simular la toma por asalto de la sede de la Jefatura de  Estado Mayor de la Marina de Guerra en una operación de comandos. Para hacerla más real se alaertó a las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional de la región sur, desde las 4:00 A.M  del día escogido hasta 4:00 A.M. del día siguiente, es decir, todo debía realizarse en el término de veinticuatro horas.

Los cuerpos armados recibieron la orden de perseguir y apresar a un grupo de hombres armados que supuestamente habían desembarcado  por las costas del sur. Catorce rombres ranas comandados por Montes Arache y el instructor Ylio Cappoci salieron de la Base Naval de Calderas en la madrugada y usando todos los recursos y estratagemas aprendidos en su entrenamiento, llegaron a tomar el edificio de la Jefatura a las 4:00 P.M. del mismo día, después de haber recorrido el trayecto desde Calderas a Santo Domingo, sin ser detectado ni apresado un solo hombre del comando operativo. El recinto objetivo a tomar, estaba con la guardia reforzada, con puestos avanzados y se había ordenado el estricto chequeo y control de todas las personas que se aproximaban al edificio militarmente protegido. El contralmirante Facundo Esteva quedó impresionado cuando Montes Arache, Ylio Cappoci y un grupo de ranas entraron  a su despacho de la tercera planta sin ser vistos por la alertada guarnición militar que protegía a la  Jefatura, la que fue tomada sin hacerse un solo disparo.

Montes había recibido previamente las instrucciones de Trujillo de llamarlo cuando fuera concluida la operación encomendada. Para ello le había dado un número telefónico. Desde el mismo despacho del Jefe de la Marina, Montes llamó a Trujillo para informarle de la misión cumplida y éste felicitó calurosamente a la unidad, reconociéndole su gran eficiencia como unidad elite de combate de las Fuerzas Armadas dominicanas. Una fotografía fue tomada en el despacho de Facundo Esteva, en el momento en que los excelentes comandos concluyen tan arriesgada operación militar.

CÓMO SE INTEGRÓ EL CUERPO AL SECTOR CONSTITUCIONALISTA

Los hombres ranas se integraron a la Guerra de Abril del 1965, cuando su glorioso comandante decidió no aceptar la orden del jefe de Estado Mayor de la Marina de Guerra, contralmirante Francisco Javier Rivera Caminero, de alejarse del escenario de Santo Domingo, donde se había iniciado la revuelta y recibir el comando de la Base Naval de Calderas, a lo que Montes  Arache se negó y decidió él, sin comprometer a los miembros del cuerpo de comandos en su determinación personal de ir a Ciudad Nueva para luchar por la libertad, la soberanía y la democracia de su amada patria.

Cuando este valiente guerrero se encontraba en las inmediaciones del Parque Independencia preparando la defensa de aquel sector, aparecieron 34 miembros del Cuerpo de Hombres Ranas, y el sargento mayor Pedro G. Ureña  Ovalles, que comandaba en la ocasión a estos soldados, se dirigió a su respetado y admirado comandante, diciéndole: “Mi Comandante, el cuerpo de comandos presente para recibir sus órdenes”.

Aquí queda más que evidenciado el alto grado de respeto, de identificación y de autoridad que le dispensaban sus subalternos a este pundonoroso militar dominicano: vicealmirante Manuel Ramón Montes Arache. A partir de este dichoso momento, los constitucionalistas obtuvieron una fuerza militar, que sin ella, dudo mucho que su hubiera podido lograr desde los inicios de la contienda una resistencia tenaz, sin ser aplastada por ejércitos poderosos nacional y extranjero.

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