El cuerpo; puente entre la materia y el espíritu

El cuerpo; puente entre la materia y el espíritu

“Caminas sobre mí, mirando siempre a otro lado.
Transítame…pero ahora hazlo amando”
 
Antonia Regalado
 
La física cuántica nos revela que nada existe, todo es energía. El cuerpo es energía espiritual vibrando lento para que logremos tener una experiencia. Al igual que el Espíritu, el cuerpo siempre está en el presente. El cuerpo es la más poderosa herramienta que tenemos para conocernos, comprendernos, relacionarnos, crear y crecer tanto física como interiormente.
El cuerpo es sincero y su lenguaje es verdadero. Si nos vinculamos bien con él, lo oímos y lo sentimos, también comprenderemos nuestra historia de otra manera. La vida no va hacia ninguna parte, ya que la idea de ir a alguna parte es errónea desde su base. Nada va a ninguna parte. Toda la existencia ocurre ahora. La vida no tiene ningún propósito final. Con frecuencia, el único que conoce esta verdad es el cuerpo, y por ello siempre está presente, viviendo lo que es sin engaños.
El asunto es que nos han manipulado para que creamos que la existencia se dirige hacia una determinada meta y podamos ser ambiciosos. La familia y la sociedad nos dicen: «¡Sé alguien!», y nos pasamos muchísimo tiempo intentándolo. De este modo, hacemos gran cantidad de cosas que nos permitan tener logros para ser “alguien”. Eso nos enferma porque la existencia carece por completo de propósito.
La importancia de la vida proviene precisamente de que nada de lo que tengamos o hagamos nos da poder, fuerza o grandeza ante ella. Su importancia es totalmente diferente, como lo es la importancia de un amanecer, el nacimiento de un bebé, el brote de una flor, la pasión expresada en una poesía, la emoción que despierta una melodía, o el amor por un ser querido.
La atención hacia el cuerpo agudiza la sensibilidad hacia la vida. El despertar de la consciencia tiene como pre-requisito una profunda conexión con nuestro cuerpo. En las últimas décadas, gracias a las terapias energéticas se ha reconocido el valor del cuerpo para lograr la plenitud.
En el aquí y ahora, el ego no tiene ningún lugar para cobijarse. La práctica de la oración me llevó a la comprensión de que cuando no existe tensión entre el presente y el futuro, ¡el ego desaparece! Es por ello que sólo podemos tener una relación real con Dios en el presente. En el presente, el ego no puede existir…en este espacio, todo es Dios.

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