El debate

El debate

El debate político es, sin dudas, la mejor forma de poner sobre el tapete, informar y airear ante la opinión pública, el modo de pensar, la conducta pública, las propuestas de posibles ejecutorias de gobierno para bien del país.
El debate, sin dudas, tuvo su inicio en el ágora helénica, en Grecia, en el tiempo en que se sentaron las bases para la búsqueda del conocimiento, de la conducta humana, del desarrollo de la humanidad mediante la discusión abierta, sin temores, sin rodeos.
De aquella rica experiencia se llegó a los organismos de debate, discusión, legislación y control, establecidos durante los siglos en que el gobierno de Roma comprendía la mayor parte de los territorios conocidos por Europa.
Debatir es discutir, es proponer, es crear controversia, es altercar, es contrincar, es contraponer ideas ante otra u otras personas, con el propósito de dar a conocer posiciones encontradas y exponerlas al público para que opine, para que tome una decisión sobre asuntos trascendentes.
Debatir es una forma de transparencia que contribuye al conocimiento de la persona, de su pensamiento, de sus propuestas, de su visión de futuro.
Ninguna forma mejor de conocer el pensamiento de un político, de un candidato, que cuando se presenta ante el público, de cara al sol, como pedía José Martí, con toda su verdad, con toda su honestidad, que permite conocerlo de cerca, sin los afeites de la publicidad y propaganda, que muchas veces es deshonesta, falsa, mentirosa, que cosmetiza a un candidato. Si ese debate se hace, como debe ser, con otros participantes que deben y tienen que exponer sus ideas de manera clara, limpia, transparente, se logrará hacer bueno aquello de que el hablador y el cojo no llegan lejos sin ser descubiertos.
No es asunto de hablar bonito, no es asunto de hablar mentiras, no es asunto de ocultar verdades, es el momento de decir qué se piensa, cómo se piensa resolverlo, qué se ha hecho para solucionar los problemas y qué se ha dejado de hacer.
El debate coloca ante la opinión pública el pensamiento, la propuesta inteligente y viable, el respaldo a la verdad que ha tenido un candidato desde sus inicios en la actividad política partidista.
Rehusar el debate es una forma de intentar ocultar debilidades, fracasos, incumplimiento de promesas, fallas en el manejo de la administración pública, maniobras no santas, aplicación de fondos de manera incorrecta, corrupta o dolosa.
El debate saca a flote las debilidades y fortalezas de los contrincantes de manera tan clara que los electores son informados, por los propios protagonistas, de sus virtudes, sus defectos, sus dudas, sus debilidades y fortalezas. El debate entre los candidatos presidenciales debe ser abierto, honesto, bien organizado y respetuoso.

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