El debate

El debate

Complace a muchos sectores de la sociedad dominicana que  instituciones privadas de gran credibilidad hayan tratado de coordinar encuentros con los dos principales candidatos a la Presidencia de la República, en un debate público en el que se espera que cada uno exponga sus puntos de vista sobre el acontecer nacional. Hay quienes se sienten sorprendidos porque ese debate no será “cara a cara”, sino en fechas distintas, según los organizadores de la Asociación Nacional de Jóvenes Empresarios (ANJE).

En nuestra opinión, lo ideal sería que los dos principales candidatos se enfrentaran públicamente, cada uno exponiendo su Programa de Gobierno, aunque influyentes sectores consideran que sería mejor  que no sean coincidentes, para que no se toque el tema de la corrupción, supuestamente  con el objetivo de evitar confrontaciones personales. Eso no sería un debate, sino una entrevista individual a cada candidato, quienes en la actual campaña electoral se han limitado a hacer promesas que todo el mundo sabe que están cargadas de una demagogia tradicionalmente empleada en los distintos eventos electorales anteriores, creando expectativas fallidas en la población. Un debate es una confrontación de ideas, entre dos o más personas, no una simple entrevista aislada, como lo que ahora se pretende.

Los debates entre los candidatos presidenciales no son un invento dominicano, pues en numerosos países eso forma parte de una tradición, para que los electores puedan apreciar el talento, la capacidad, la verdadera intención en el cumplimiento de las ofertas que hacen cada uno de los que aspiran a dirigir lo que se llama “la cosa pública”. No es lo mismo hacer creer que es un debate entre dos, cuando se trata de una simple entrevista individual, probablemente con preguntas condicionadas, sin que los personajes tengan la posibilidad de discutir “in tuita persona”,  que hacer un encuentro donde cada candidato pueda refutar a su adversario.

Si se produjera ese debate, el pueblo dominicano tendría la oportunidad de escuchar cuáles son las propuestas de los candidatos, para enfrentar los múltiples problemas que nos aquejan, conocidos y vividos por todos. En una palabra, los ciudadanos tendríamos la oportunidad de apreciar cuál de ellos tiene la mejor propuesta y su verdadera intención de cumplirla. Un debate “cara a cara”, no una entrevista individual, llamaría poderosamente la atención del decisivo llamado “sector externo”, pero además de los grupos independientes que esperan definiciones concretas, no simples promesas electorales programadas  por asesores de imagen, sean nacionales o extranjeros.

Los resultados de un debate como nosotros lo entendemos, sería una importante contribución al fortalecimiento de la democracia, con menos abstenciones, que  cuando son muy significativas, erosionan la legitimidad del gobierno que resulte electo.

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