El déficit opositor

El déficit opositor

En sus Epístolas 89, Séneca estableció: todo lo que está dividido hasta no ser más que polvo es confuso. Nada describe con mayor exactitud el histórico drama de la cultura opositora y la vocación por repetir la fatalidad de no encontrar un punto común donde los egos sean derrotados por la razón.

En la actualidad, el esfuerzo opositor luce disperso, desarticulado y sin conexión con los intereses de la gente, debido al reiterado error de las organizaciones en querer asumir su rol desde la óptica y agenda electoralista, sin ponerle caso al modelo de militancia ciudadana, totalmente distanciada de las combinaciones de las élites partidarias, pero casi obligadas a promover los niveles de inconformidad por vía de sus candidatos.

Las proyecciones hacia las elecciones del 2016 no pueden circunscribirse al enfrentamiento de los candidatos que lucen en capacidad de dividir el mercado electoral. Así se beneficia la propuesta oficial. La candidatura contraria al PLD podría galvanizar una amplia gama de electores en la medida en que sea asociada al pliego de reclamos de los ciudadanos impactados por los niveles de inseguridad, desempleo, apagones, crisis del sector salud, incapacidad de perseguir la corrupción, el evidente retroceso en el sector justicia, bajos salarios y una institucionalidad orquestada a favor de un sector político.

Una organización que se perpetúa por tantos años en el poder construye a su alrededor un patrimonio que, como algunos exponentes del partido oficial, compite con las fortunas tradicionales del país. Y eso molesta. Ahora bien, si la oposición no está en capacidad de activar esas fuerzas sociales, acorraladas y cercadas por la acumulación de un grupo que transfiere fondos públicos en capitales privados, no conseguirá establecer alianzas con segmentos indispensables para la ambientación de una voluntad capaz de cambiar la insatisfacción en deseos de ruptura. Siento que eso falta en el litoral adverso al PLD.

Matemáticas electorales elementales demuestran que, desde el año 2008, el partido morado pierde fuerza y sus triunfos obedecen a un 7-10% de votos provenientes de partidos pequeños inducidos por un presupuesto nacional en capacidad de doblar voluntades. La actual coyuntura tiene un candidato oficial con especiales destrezas, operador político exitoso y orquestador de las acciones que pocos perciben, pero de innegable eficiencia política. Por eso, el tino y sentido de inteligencia estratégica debe manejarse con habilidad singular, sin desperdiciar las acciones que reporten beneficios electorales.

En aras de preservar el poder, los peledeístas lucen una homogeneidad que no es un acto de consistencia sino el ardid práctico de no renunciar a los privilegios gubernamentales. No obstante, los cuchillos ocultos que se están cocinando a lo interno del PLD tendrán consecuencias futuras debido a que las rivalidades establecidas rebasaron lo ideológico para ingresar a un punto de no retorno donde las facturas se cobrarán en algún momento.

Existe tanta confusión en las voces opositoras que el principal material de cuestionamiento al sector que gobierna proviene de litorales morados que se disputan espacios de poder, o los oportunistas de siempre, que llenos de retama y conocedores de las miserias privadas de sus compañeros andan entregando papeles, develando sociedades y recordándonos brincos financieros sin una explicación contable. Al final, el déficit es de una oposición que necesita sacar mayor provecho de los errores del gobierno.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas