El delicado tema haitiano
A nuestros distinguidos visitantes del Grupo de Río: en búsqueda de la verdad no descubierta

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POR FERNANDO ALVAREZ BOGAERT
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Una campaña insidiosa y nefasta

Nuestro país, desde hace diez años, ha sido sometido a una despiadada campaña ejercida  desde afuera y desde adentro. Esta campaña está afectando profundamente el prestigio, bien merecido por su historia, de nuestra nación. Y si no la enfrentamos con la verdad, generará, como ya se vislumbra, consecuencias económicas y sociales devastadoras para nuestro pueblo.

¿Es el pueblo dominicano racista y anti-haitiano?

Absolutamente falso. En la República Dominicana hay más de un millón de ciudadanos haitianos -la mayoría ilegales- compitiendo, en igualdad de condiciones, con los obreros dominicanos. Es decir, 11.2% de nuestra población es haitiana e ilegal. Y como la mayor parte son adultos, representan el 20% de nuestra fuerza laboral.

Una necesaria proyección

Para que podamos tener una idea de la extraordinaria carga económica y social que tiene nuestra nación, hagamos una proyección de la cantidad de inmigrantes que tendrían Francia, Inglaterra, Alemania, Italia y Estados Unidos para sostener la misma carga social que en este momento sostiene la República Dominicana.

¿Qué nos indica el primer cuadro?. Que esas naciones tendrían que tener cerca de tres veces más inmigrantes ilegales que lo que actualmente tienen.

La extraordinaria contundencia de las cifras económicas

Distinguidos visitantes: esta situación se haría aún mucho más dramática si estudiáramos los números, del 2004, del Producto Bruto Interno per cápita de esas naciones y los comparamos con el Producto Bruto Interno per cápita de nuestro país.

Noten que el per cápita de esas naciones es entre 12 y 18 veces más grande que el per cápita de la República Dominicana. En economía existe la palabra cetaris paribus que indica que para poder hacer una comparación válida hay que tener una proyección donde las variables principales sean iguales. La situación de esas naciones superdesarrolladas sería muchísimo más dramática si asumiéramos que la República Dominicana tuviera un PIB per cápita parecido al que tienen las naciones de Europa y Estados Unidos. O, al revés, que esas naciones tuvieran un per cápita similar al que actualmente tiene la República Dominicana.

La industria de la construcción y el turismo

Sí, como muchos ciudadanos domínico-haitianos –y algunos ciudadanos dominicanos –, nuestro país es mayoritariamente racista y antihaitiano, entonces cómo es posible que los dos sectores que pagan, con mucho, los mejores salarios en el país, están controlados totalmente por los ciudadanos haitianos y los inmigrantes ilegales. Este es el caso de la industria de la construcción, donde más del 70% de los trabajadores son preponderante mente inmigrantes ilegales, y del sector turístico, que está controlado laboralmente, en más de un 50%, por ciudadanos haitianos, algunos legales y la mayoría ilegales. ¿Es esto propio de una nación racista y anti-haitiana?. Esta pregunta adquiere una dimensión mayor cuando tomamos en consideración que nuestro desempleo global se acerca al 16% y que el desempleo de los jóvenes de 16 a 24 años excede el 25%. Otra pregunta válida: ¿existe en Europa o en Estados Unidos algún país donde los inmigrantes ilegales controlen sus dos industrias principales? La actitud dominicana adquiere aún una mayor dimensión cuando planteamos (cosas que a veces por un orgullo vano queremos esconder) la dura carga social que tenemos, independientemente de la inmigración que viene desde Haití.

La abrumadora carga social y económica de la República Dominicana

En un amplio trabajo publicado hace cuatro meses sobre la realidad social de América Latina, escrito por el doctor José Luis Machinea, director ejecutivo de la CEPAL, nos presenta la realidad social de nuestro país en el 2004. Este documento muestra que el 48% de los ciudadanos dominicanos vivían, en el 2004, con 2 dólares, o sea, 70 pesos o menos por día y que, de ese 48%, el 24% subsistía con menos de 1 dólar por día (33 pesos por día). Tenemos que aceptar dos situaciones: 1- Que un porcentaje muy grande de nuestros habitantes son, conforme a la terminología de la sociología internacional, marginados – que son aquellos que ganan dos dólares por día- o socialmente excluidos – los que ganan menos de un dólar por día-;  y 2- Que esta situación no es propia de los inmigrantes ilegales sino que es compartida con los ciudadanos dominicanos más pobres y más desprovistos.

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