La DNCD capturó el martes, en  pleno ejercicio de su “oficio”, a un vendedor de drogas que se suponía estaba en prisión cumpliendo condena de cinco años. Hace algún tiempo capturó mientras vendía drogas a una mujer que había acumulado en tiempo récord nada menos que 19 sometimientos por drogas. Hace algunos años, un senador fue asesinado por gente que se suponía estaba cumpliendo condena por homicidio. Como se ve, estas situaciones son  un problema de larga data.

Esta faceta de la inseguridad ciudadana la complementa el hecho de que muchos delincuentes que no logran agenciarse la libertad, controlan desde las cárceles sus sucios negocios. Ahí está el caso de un hombre, apodado La Cobra, que desde el penal de La Victoria dirigía una banda dedicada a desfalcar cuentas bancarias mediante la clonación de tarjetas de crédito y débito. Dentro de la cárcel, ese recluso tenía nada menos que seis  celulares y 79 chips, con los que funcionan los móviles GSM.

Algo anda mal en las cárceles. Es inadmisible que gente bajo condena pueda salir antes de cumplir, y  que un preso pueda tener y operar  tantos celulares para dirigir una banda de malhechores. Parece que hay un grave  relajamiento de los controles y la supervisión de las prisiones. Alguien debe responder por este desparpajo que permite  a la delincuencia obrar por sus fueros.

Trabas ahogan a las mipyme

Las micro, pequeñas y medianas empresas viven acosadas por las trabas. Tienen dificultades para obtener crédito bancario, los impuestos y el costo de la energía las descapitaliza y el Estado, que por ley debe darles participación en sus compras, importa renglones que ellas pueden suplir. La agobiante realidad fue narrada en el almuerzo del Grupo de Comunicación Corripio por los dirigentes de Codopyme.

Este sector dice estar en condiciones de suplir al Estado en la proporción de sus compras que les corresponde. También, de generar al menos 100,000 empleos si el Gobierno respeta el mandato de la ley en cuanto a compras y contrataciones. Siempre hemos dicho que las mipyme son las células del tejido económico y uno de los puntales de la economía mediante sus aportes al PIB. Es hora de que se aplique al pie de la letra el mandato de la Ley 488 para que este sector supere las trabas.