El dengue

El dengue

BONAPARTE GAUTREAUX PIÑEYRO
El doctor Bautista Rojas Gómez, secretario de Estado de Salud Pública, cometió el pecado más importante de un político al admitir que ocultó información importante para fines que no ha revelado. Me refiero a su declaración de que no dijo la verdad sobre el dengue cuando el brote se desarrollaba y era denunciado

por médicos calificados que, sin ánimos de alarmar, alertaban sobre el problema que ya estaba aquí.

A Rojas Gómez le sucedió lo que al pastorcillo del cuento que mientras cuidaba el rebaño, para divertirse, gritaba: ¡que viene el lobo, que viene el lobo! Sin que fuera cierto. La alarma era extraordinaria y todos los pastores corrían a proteger sus animales.

Una mañana soleada, se escuchó el grito: ¡que viene el lobo, que viene el lobo!, esta vez, los demás pastores, acostumbrados a la broma del niño, no acudieron al llamado.

El lobo llegó al rebaño que cuidaba el niño y lo diezmó.

¿Por cuáles importantes y profundas razones el titular de Salud Pública ocultó la información sobre el dengue?

¿Qué motivó su negativa a cumplir con su deber, desarrollar una campaña de información y concienciación para que todo el mundo supiera el peligro que corría de contraer la enfermedad que puede ser mortal?

¿Quién da poder a funcionario alguno a ocultar información relacionada con la salud del pueblo?

¿No hay sanción posible para un funcionario que comete tan grave yerro, falta, inobservancia y oculta información de tanta importancia como algo que puede causar y ha causado, la muerte?

¿A quién le computamos los muertos por el dengue? ¿Al ocultamiento del Secretario de Salud Pública? Obviamente del doctor Bautista Rojas Gómez no se puede decir que sea una persona que desee la muerte de nadie, pero ¿cuánta es su responsabilidad en este asunto del dengue?

Ahora anuncia que la próxima semana iniciará un operativo nacional contra el dengue, con la participación de numerosas instituciones públicas y privadas.

¿En qué tiempo se incuba, crece y sale a picar un mosquito?

¿Cinco días; siete días?

En mi infancia escuché muchas veces muchas frases, copio estas dos: “es muy tarde para ablandar habichuelas”, la primera y “mejor tarde que nunca” la otra.

En asuntos de salud pública la transparencia y el actuar a tiempo son la diferencia entre la vida y la muerte de mucha gente.

Para mí que el doctor Rojas Gómez debía renunciar de la Secretaría de Salud Publica luego de su admisión de ocultar la verdad.

Quizá no renuncie, total, para qué, si no habrá sanción para su grave falta.

¿Acaso usted ha visto que se aclaró, de manera responsable, quién envió documentos al Congreso para que aprobaran el malhadado contrato de la isla artificial?

¿No señala la opinión pública a funcionarios que engañaron y abusaron de la confianza del Consultor Jurídico del Poder Ejecutivo? ¿Usted vio sanción o, por el contrario, se deja el escándalo al tiempo a ver si se olvida?

Y la otra ¿acudió a la justicia la licenciada Alejandrina Germán, secretaria de Educación, quien sembró serias dudas sobre la honestidad de la anterior titular de esa cartera, doctora Milagros Ortiz Bosch?

Bien hizo Milagros en ir a la Fiscalía, a ver si alguien actúa con responsabilidad.

Realmente da pena que la falta de responsabilidad en el Gobierno ande como la verdolaga.

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