El dengue como reto sanitario

El dengue como reto sanitario

La epidemia de dengue que azota al país podría ser el fruto de un descuido sanitario ante una endemia que ha demostrado en muchas oportunidades su capacidad mortífera. Ahora, como en ocasiones anteriores, la demanda de atención médica de afectados por dengue pone a prueba, no solo la capacidad de clínicas y hospitales, sino también la de la autoridad sanitaria para  contrarrestar el avance de la enfermedad.

Es cuestión sabida por las autoridades que para controlar el dengue hay que involucrar, necesariamente, a la población, a la familia. La eliminación de hospederos del mosquito transmisor de esta enfermedad es una tarea en la que todos debemos participar, pero las campañas oficiales de motivación solo se producen cuando hay un incremento muy pronunciado de casos y preocupa el número de decesos.

El país necesita diseñar una política de aplicación permanente contra el dengue. Es necesario involucrar más a la población y ejercer algún tipo de supervisión en lo que concierne a la eliminación de hospederos del mosquito. Se necesita que las campañas de fumigación sean más frecuentes y efectivas. Hay que educar a la gente para que adopte como rutina la prevención. No podemos escudarnos en que se trata de una enfermedad endémica para dejar de hacer lo necesario para atenuar su proliferación.

Un compromiso pendiente

El riesgo de que el narcotráfico logre posiciones electivas en la administración del Estado es inocultable. Es una prolongación de lo que este negocio hace cuando trata -y logra muchas veces- de comprar complicidad o silencio de autoridades. Gente como el doctor Marino Vinicio Castillo, cabeza de la Comisión de Etica de la Presidencia de la República, teme que muchos aspirantes a puestos electivos busquen el amparo financiero del narco.

Ante esta realidad, los partidos políticos deben asumir ante el país el compromiso de hacer todo el esfuerzo necesario para evitar contaminarse con recursos del narco, y contaminar así  nuestras instituciones. Los líderes políticos de turno deben entender la grave responsabilidad que tienen por delante ante una amenaza tan evidente y real. La preservación de la salud de nuestro Estado necesariamente compromete a los partidos. De su celo depende lo que lleguemos a ser en el porvenir.

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