El dengue nos plantea un reto

El dengue nos plantea un reto

En lo que va de año han muerto 49 personas por causa del dengue. La cifra podría aumentar, a juzgar por el alto número de afectados por la enfermedad. La alta incidencia de infectados tiene relación con las dificultades de acceso a agua potable por causa de la sequía. Pero el número de muertos podría estar conectado a manejo inadecuado de los casos en clínicas y hospitales públicos. Aunque no lo parezca, el dengue es una enfermedad febril muy peligrosa, de manejo delicado.

Ayer los ministerios de Salud Pública y Educación, sus direcciones regionales, provinciales, los directores de hospitales, los organismos que manejan el agua de consumo doméstico a nivel nacional y las autoridades municipales anunciaron el inicio de tareas conjuntas para tratar de bajar la mortalidad por dengue. La tarea incluye la eliminación de hospederos del mosquito que propaga el dengue y una intensa campaña de orientación ciudadana sobre formas de prevención.

El número de fallecimientos debería motivar una vigilancia sobre el cumplimiento de los protocolos de tratamiento del dengue en hospitales y clínicas privadas. La campaña contra el dengue debe integrar a la comunidad, que debe a su vez dar todo el apoyo necesario a las tareas de prevención. El dengue nos reta. Quizás tardamos en responder, pero es mejor tarde que nunca.

Un problema social muy grave

Los planificadores de políticas sociales deberían poner la mira en el hecho de que un 32% de los hijos de madres solteras menores de 20 años no son reconocidos por los padres. El dato lo aporta la Oficina Nacional de Estadísticas y obliga a meditar sobre los perjuicios sociales derivados de la paternidad irresponsable. Por nuestra alta tasa de embarazos en adolescentes, el número de hijos en esta situación podría ser muy alto y las consecuencias muy serias.

Uno de los deberes de un Estado es crear los instrumentos necesarios para contener en lo posible la evasión de la responsabilidad paterna y tratar de que los padres afronten su papel protector. Las madres solteras en semejantes circunstancias generalmente tienen que asumir las cargas económicas que no cubre el padre, con grandes perjuicios para su desarrollo humano.

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