Estudios realizados en los últimos tiempos sobre la producción literaria de Miguel de Cervantes Saavedra, han coincidido en señalarlo como uno de los autores universales de ficción que inserta mayor número de referencias sobre actividades físicas y deportivas. A lo largo de sus diversas creaciones, el denominado “Príncipe de los Ingenios,” recrea singulares pasajes que demuestran su entusiasta predilección por estas manifestaciones.
Su obra cumbre, El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, el libro más traducido del mundo solo superado por la Biblia, está salpicado de temática sobre acciones deportivas. También es recurrente en otras creaciones como: La Galatea, Las Novelas Ejemplares, La Gitanilla y Los Trabajos de Persiles y Sigismunda.
Se ha establecido que la máxima figura de la literatura española, no usó la palabra “deporte”, pero un ensayo de José Manuel Zapico sobre el pensamiento deportivo del célebre escritor, dice que en su producción se recogen más de 200 citas referidas a esta práctica. “Don Quijote es muy activo desde la primera página hasta la última: Monta caballo, caza, usa la espada, ejerce de juez de un combate de esgrima.” De gran utilidad ha sido la publicación en el año 2005, del texto El Deporte en Cervantes, de José Luis Salvador Alonso, bajo el auspicio del INEF de Galicia, España.
Zapico revela que en El Quijote, el deportista total es Basilio, el desdichado primer novio de Quiteria, que sobresale por ser el más ágil mancebo. Gran tirador de barra, luchador estremado y gran jugador de pelota, que corre como un gamo, salta más que una cabra y birla a los bolos como por encantamiento.
En el ensayo La Dimensión Deportiva de Cervantes, Jesús Castañón Rodríguez destaca entre sus obras Los Trabajos de Persiles y Sigismunda, donde se hallan referencias a reminiscencias olímpicas, juegos atléticos como carrera, tiro con arco, lucha y lanzamiento de barra, otros deportes y actividades que incluyen: Equitación, esgrima, billar, caza, pelota, entre otros.
En el capítulo 22 se narran las fiestas que hacía el rey Policarpo en una de las islas situadas junto a la de Ibernia y en la que se nombraba rey al hombre más virtuoso para evitar la ambición y la codicia y hacer resplandecer la justicia y la misericordia. Las alegres fiestas y entretenimientos-que incluían juegos que los gentiles llaman olímpicos- se realizaban con el fin de evitar la melancolía en el pueblo.
Los trabajos de Pérsiles y Sigismunda, es la última producción de Cervantes, publicada en Madrid en 1617. Según la crítica especializada es una novela helenística que incluye aventuras y separación de dos jóvenes (Periandro y Ausristela) que se enamoran y acaban encontrándose al final de la obra, que solo tras el desenlace en matrimonio cristiano adoptarán los nombres de Pérsiles y Sigismunda.
Una característica que llama la atención en la obra del “Manco de Lepanto”, es la dimensión que alcanza Don Quijote en el deporte moderno. En 2007, el español Miguel Induráin, cinco veces ganador del Tour de Francia, escribió el prólogo de la publicación Ruta de Don Quijote, sobre caminos de turismo activo en Campo de Montiel. También se conoce en el mismo año la adaptación al fútbol de la obra cervantina gracias al argentino Lionel Messi. Anteriormente, Miguel de Unamuno, en su poema “Aeroplano”, considera el avión como un artilugio que con forma de un ángel desalado busca de la fe de don Quijote.
Tras esta síntesis en torno a los valiosísimos aportes de Miguel de Cervantes sobre el deporte como tema literario, un aspecto que por mucho tiempo no fue lo suficientemente estudiado, confiamos que muchos de nuestros distinguidos lectores de ahora en adelante seguirán indagando con mayores detalles a través de un genio de la realidad-ficticia, utilizando una terminología de Mario Vargas Llosa.