El deporte espectáculo, tanto en su dimensión puramente profesional como en el entramado olímpico, constituye en la actualidad dentro de la comunicación comercial según importantes estudios, el negocio más lucrativo de la inversión global, con el 70% en lo relativo a la adquisición de derechos de patrocinio en ese renglón, en tanto que el 30% está reservado a otros ámbitos temáticos.
En estos tiempos de grandes beneficios económicos el deporte en estrecha colaboración con las empresas patrocinadoras y los medios de comunicación, se ha convertido en uno de los fenómenos más populares de nuestro tiempo. Pero del otro lado de la moneda, se ha prohijado una imagen negativa salpicada por negocios turbios que han manchado a dirigentes, deportistas y entidades del entorno, con una secuela de experiencias escandalosas.
Todos debemos estar conscientes de que el deporte espectáculo es un magno negocio, es decir, una actividad lucrativa que a través del poder del marketing genera cuantiosos recursos que lo colocan por encima de la actividad física ocio-saludable.
Lo ideal sería que el deporte espectáculo se mantuviera como un negocio lícito, con reglas claras dentro del mercado, guardando distancias de las acciones delictuales. Los más optimistas que aspiran a que la misma se interprete como una actividad social y cultural, fuera del campo de los intereses personales y egoístas.
Pero una serie de sucesos indican que no todas las cosas del universo deportivo van por el buen camino. Después de una ola de escándalos que estremecieron al mundo durante los últimos días, el suizo Joseph Blatter, presidente de la Federación Internacional de Fútbol Asociado (FIFA) anunció su renuncia, lo cual aseguró que se haría efectiva (?) en el congreso extraordinario que tendrá lugar entre diciembre de este año y marzo del 2016.
La presente crisis irrumpió la semana pasada cuando varios dirigentes de la FIFA, casi todos latinoamericanos, se vieron involucrados en una investigación sobre sobornos millonarios que se inició en los Estados Unidos y que incluyó detenciones en Suiza antes de iniciar el congreso internacional de ese organismo. El caso encaminado por el Departamento de Justicia norteamericano implica supuestos sobornos ascendentes a más de 100 millones de dólares en diversos eventos.
Entre los investigados están el vicepresidente de la FIFA y el presidente de la CONCACAF, Jeffrey Webb. Este se considera el mayor escándalo de la FIFA en sus 111 años, aunque desde hace varias décadas habían circulado versiones en torno a las ventas de sedes sobre diversas copas. Se recuerda las investigaciones dentro de la FIFA por la votación de las sedes para los mundiales de fútbol 2018 y 2022 a favor de Rusia y Catar, cuestionamientos que hoy adquieren notable vigencia.
La renuncia de Blatter sorprendió, pues pese a las críticas y presiones para que renuncie el hombre de 79 y con 17 años al frente del poderoso organismo, logró la reelección por cuatro años, el pasado viernes frente al príncipe Alí bin Hussein el favorito de la UEFA.
Sin embargo, Blatter quedó acorralado con el último escándalo que se destapó el pasado martes cuando las autoridades federales de los Estados Unidos informaron que un funcionario allegado al presidente de ese organismo, obtuvo 10 millones de dólares en transacciones bancarias, las cuales se consideran elementos probatorias del ilícito.
En el historial del Comité Olímpico Internacional (COI) también se han dado casos de corrupción, compra de votos, tráfico de influencias, favores empresariales, persecuciones y expulsión de miembros. Uno de los testimonios contundentes está contenido en el best-seller “Los señores de los anilllos”, escrito por los británicos Andrew Jennings y Vyv Simson.
Las denuncias del libro quedaron confirmadas en 2002, al revelarse hechos de corrupción para la designación de la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno en Salt Lake City.
Cada día hay que redoblar los esfuerzos de la Conferencia Internacional de MINEPS V el pasado año en Berlín, organizada por la UNESCO “contra la corrupción y la manipulación en el deporte”.