El deporte está de luto

El deporte está de luto

La noticia me llegó de “sopetón”. Dolorosa, cierto, como un golpe bajo, pero no sorprendente. El fin de semana había decidido pasarlo en Punta Cana y conociendo su precario estado de salud me había prometido visitarlo en su casa, pasar un buen rato con él como lo hiciera las veces que fue internado y atendido por su entrañable amigo y deportista Jorge Puello Mainardi en la Clínica Corazones Unidos.
La fatal noticia me llegó vía whatsapp enviado por el consecuente amigo y periodista Fernando Rodríguez Céspedes quien conocía mi amistad y viejas y estrechas relaciones con Cuqui Córdova donde con palabras tan sentidas como conmovedoras que bien vale la pena reproducirlas me informaba el suceso: “Con la muerte de don Emilio –Cuqui Córdova se va el más alto empeño en crear una solida biografía del deporte dominicano, en contar las más importantes historias de nuestros olvidados protagonistas, de los eslabones perdidos de nuestra génesis deportiva…y concluía con esta exhortación: “ Que las nuevas generaciones tengan el valor y el compromiso de levantar el bastón y hacer un relevo de calidad en honor a este icono de la crónica que hoy perdemos, pero que nos deja la gran herencia de su ejemplo.”
A ese fiel testimonio que resalta la figura del escritor, periodista e investigador deportivo que fue Emilio-Cuqui- Córdova, habría que destacar otra faceta luminosa de vida que enaltece aún más su excelsa figura: Sus dotes y valía inestimables como ser humano excepcional. Cuánta grandeza acunada en su humildad y sencillez de su fino trato; cuánta enseñanza prodigada con modestia y abnegación; cuánta lealtad y solidaridad con sus amigos, sin distingo alguno y ante la desgracia ajena; cuánto afán de servir a los demás sin mayor ambición que sentirse bien consigo mismo.
Honesto, íntegro a cabalidad nunca ambicionó riqueza material, siendo un enamorado de la vida y de su familia, de su amada Chelito, un ser esencialmente anti conflictivo, no polémico, rebosante de buen humor. De una ingenuidad tan increíble como la inocencia del niño incapaz de concebir que existiera tanta maldad, deslealtad, abuso en el mundo, nada que pudiera perturbar su bonhomía, su nobleza de espíritu.
El Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano también está de luto. Por muchos años fue Cuqui su presidente y mentor, reemplazando, a su fallecimiento, al inolvidable Mario Álvarez Dugan, Cuchito. Cumplida a cabalidad su alta y enaltecedora misión, fue exaltado Inmortal del Deporte Dominicano en su calidad de Propulsor en el Ceremonial del 2003, no faltando jamás a ningún otro hasta su último quebranto. La actual directiva y su pasado presidente le rindieron culto en la Guardia de Honor, compartida con la asistencia de inmortales del deporte como tributo póstumo de todo lo que significó su valiosa vida, generosa, espléndida como deportista y ser humano excepcional para ser recordado con gratitud, amor y respeto, semilla por él sembrada que germinó en terreno fértil entre sus amigos y compañeros de siempre y en el corazón agradecido del pueblo dominicano

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