El derecho a saber

El derecho a saber

El premio Nobel de Economía del año 2001, Joseph Stiglitz, reivindicó el Derecho a Saber. Este derecho viene a ser un nuevo derecho  humano, si tomamos en cuenta que todos y todas tenemos derecho a saber: qué comemos, qué compramos, qué nos venden, cómo nos venden y otras cuestiones vinculadas a la vida misma de los seres humanos.

Cuando Stiglitz habló de este derecho se refería a los ahorrantes  y su relación con los bancos, decía él que los ahorrantes deben saber qué se hace con su dinero.

Eso fue en el 2001, cuando todavía no se vislumbraba la crisis financiera que se desataría siete años después.

Como siempre he defendido los derechos de los ciudadanos, subrayé el concepto, el cual me ha valido para muchas de mis acciones: en la escuela de Derecho, en la Maestría de Derecho Internacional y ahora para enseñarle a la gente que tiene derecho a reivindicarlo en todo su accionar.

Por ejemplo, la gente tiene derecho a saber cuántas libras de gas caben en un galón y para eso PRO-CONSUMIDOR dispuso que haya balanza en las estaciones de GLP para que los ciudadanos ejerzan el derecho a saber si los galones que compran tienen las libras que dice el cálculo que debe tener, es decir 4 libras y 7 onzas; si no tienen esas libras entonces no se está vendiendo como es y hay engaño.

La medida solo obliga a las plantas a poseer la balanza, no obliga al ciudadano a que lo pese, es por si quiere que se pese para evitar el fraude en su contra.

La medida de PRO-CONSUMIDOR no implica cambio en el suministro del gas, ni adelanto ni retroceso; es simplemente un bono por la transparencia que exige toda la sociedad.

Le tocó a PRO-CONSUMIDOR descubrir las anomalías que existían y que existen aún en el suministro del GLP y ante el cúmulo de denuncias y quejas de los consumidores se atrevió a tomar esta medida que no le cuesta un centavo a los gaseros  y sí aporta a la transparencia en la relación que debe existir entre proveedores y consumidores.

Con la medida se beneficiarán  los 2.2 millones de hogares  que conforman la familia dominicana.

Pienso que quien se opone a esta medida no le interesa el bienestar de todos los dominicanos, ni que las cosas se hagan como reclaman los sectores sensatos de la sociedad  y quieren seguir viviendo en la cultura del engaño que propicia el atraso y la crisis de credibilidad.

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