En nuestro mundo es cada día mas evidente que el desarrollo de nuestros países y, por tanto, la posibilidad de alcanzar niveles aceptables de bienestar y niveles de vida dignos para toda la sociedad, está indisolublemente vinculado a la capacidad de incorporar a la vida productiva nacional los adelantos científicos y tecnológicos y, todavía más importante, desarrollar los conocimientos y políticas adecuadas para producir innovaciones propias, registrarlas y ponerlas al servicio de la producción y el desarrollo social, de manera que produzcan riqueza elevando la productividad, competitividad y, consecuentemente, mayores estándares sociales.

 Esa es la realidad que enfrentan las naciones de la región que en reuniones conjuntas de ministros y responsables del ramo han identificado la pertinencia de fortalecer la formación de los recursos humanos, estimular el estudio de las ciencias y promover que las empresas aporten más para esos objetivos y para financiar la investigación. En la región no pasa del 15% el aporte de las empresas del sector privado. Si se trata de promover el desarrollo elevando la competitividad eso no puede ser solo responsabilidad del gobierno; la empresa privada debe involucrarse de manera intensa. La inmensa mayoría de los países desarrollados líderes han contado con una gran participación del empresariado privado.

Un estudio efectuado por la Academia de Ciencias de la RD con el apoyo de la UNESCO, circunscrito a estudiantes de bachillerato del Distrito Nacional y la provincia de Santo Domingo, mostró que solo el 8.8% se interesaban en los temas de ciencia y tecnología y que apenas el 2.4% se inclinaba por escoger una carrera de perfil de ciencias pero concentradas en biología, química, meteorología y astronomía; ninguno   por la física o la matemática.

Un 42% opinó que con esas carreras se dificultaba conseguir trabajo; el 38.8% considera que los científicos tienen poco futuro; el 20% que solo podrían conseguir trabajo en universidades y colegios, en tanto el 19% cree que no ganaría dinero. Desde el punto de vista académico el 30% se justificó aduciendo que no tiene buenos resultados en las asignaturas afines; el 21.8 % que solo pueden optar por esas especialidades aquellos que son sobresalientes; para el 20% ello es solo para personas “aburridas” y un 31% que es cosa para “ricos”. De los que fueron encuestados el 23 % estudiaría ingeniería, el 13 % medicina, el 8.8% contabilidad, el 7% hostelería y turismo, el 6.8% Derecho y el 6.3% Administración.

Hace tres años la Academia de Ciencias de la RD, con apoyo de la institución mexicana, ha venido promoviendo, en conjunto con el Ministerio de Educación, un programa llamado la Ciencia en la Escuela orientado a elevar la calidad de la enseñanza de las ciencias en el nivel medio, partiendo de una experiencia exitosa en México lo que se pudo comprobar en un recorrido que hicimos por varias localidades de ese hermano y siempre querido país.