El desapego a lo nacional

El desapego a lo nacional

Dionisio quizás figura entre un escaso grupo de hombres y mujeres que ha escuchado que “el dólar, fuera de aquí, corre hasta por las cunetas”.

Talvez también, ese falso espejismo de bienestar le habría alentado a tomar la yola hacia la isla puertorriqueña, en una precaria embarcación, que lo asentó por seis meses, indocumentado, en el Borínquen cercano de nuestras costas.

Muy pronto se convenció de que falsedad y espejismo transitan de las manos, en este mundo global pero real. La ficción no figura entre las reglas de las leyes migratorias de país alguno.

Nuestro compatriota, harto de pasar calamidades en tierra extraña, quiso volver a la patria de la misma forma en que llegó: en una yola. Y le aplicaron las reglas migratorias. De su aventura fallida nos han enterado los medios de comunicación.

Como este dominicano, muchos son los que prefieren embarcarse en peligrosas travesías, sin antes reflexionar sobre las potencialidades de la nación dominicana.

Un documentado escritor cubano, que ha hecho de Santo Domingo su patria chica familiar, declaraba hace poco el enorme amor que siente al contemplar las bellezas de esta tierra.

Como él, son muchos los visitantes y residentes extranjeros que valoran la exuberancia de la naturaleza, que saben que son inmensas las posibilidades que tiene el país dominicano para insertarse en el progreso.

Mientras no desterremos el pesimismo y las ambiciones desmedidas de nuestras mentes, no habremos de alcanzar las elevadas metas que perseguimos como seres humanos.

Las promesas incumplidas de nuestros políticos no pueden detener las ansias de bienestar de la población.

A nuestra gente lo que le falta es mayor apego a lo nacional.

 

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