El desastre eléctrico

El desastre eléctrico

Aunque llevamos años hablando de la crisis del sector eléctrico, lo cierto es que se eternizó desde que Leonel Fernández lo privatizó en 2009, dijo al país que terminaría con los apagones y eliminaría el subsidio de RD$2,000 millones al año, equivalente a US$125 millones. Con el monto se pagaba la electricidad consumida por instituciones públicas, ayuntamientos, alumbrados eléctricos, algunas iglesias, usuarios de diferentes clases sociales y las pérdidas de distribución y transmisión.

¿Pasado el tiempo, qué sucedió? El subsidio aumentó; echemos una mirada al desastroso resultado del periodo 2005-2012. Las Edes compraron energía a los generadores de electricidad por US$12,138 millones, facturaron a sus clientes US$9,722 millones y dejaron de facturar US$2,416 millones, el 20% de lo que compraron. El subsidio del gobierno fue US$7,025 millones, un promedio anual de de US$878 millones, óigase bien, siete veces lo que se transfería cuando Leonel Fernández privatizó el sector. 

¿Por qué empeoró el déficit operativo y financiero? Se multiplicaron los costos, no se hicieron las inversiones mínimas y las empresas se usaron como botín político. Típico fue el comportamiento del 2012. A pesar de que las Edes compraron el Kwh a un precio promedio de US$17.75 y vendieron a US$20.38, el sector cerró con un déficit de US$1,289 millones por el excesivo gasto operativo (US$500 millones), que absolvió la tercera parte del total de ingresos (US$1,625 millones), mientras las inversiones (US$348 millones) apenas la quinta parte.

¿Dónde estaban el FMI y el Banco Mundial? En lugar de imponer un recorte drástico anual en el déficit financiero bajando costos y gastos, tomaron el camino equivocado de exigir y obtener aumentos de tarifa, argumentando que el costo operativo y financiero lo superaba. Lo que lograron fue traspasar a los usuarios del servicio el costo de una deficiencia cada vez peor, lo que se tradujo en menores cobros y aumento de la frecuencia e intensidad de los apagones. Fue evidente que, más que estabilizar las finanzas del sector, los aumentos de tarifa procuraban liberar fondos para reducir el déficit del presupuesto del gobierno central, el discurso fue repetitivo: “los fondos públicos, que debían destinarse a cubrir necesidades de los sectores más necesitados, el gobierno los desvía para cubrir huecos financieros del sector eléctrico”.

¿Qué debieron hacer? Asegurando una buena gestión en las Edes, sin exceso de gastos, con inversiones programadas y manteniendo un balance entre usuarios pobres y grandes consumidores, economizaban al gobierno US$3,391 millones, diferencia entre lo que debieron cobrar y lo que efectivamente cobraron, un poco menos de la mitad del subsidio total de US$7,025 millones. Además, requerir reformas estructurales puntuales para en el mediano plazo cambiar la obsoleta tecnología de generación, ampliar la capacidad instalada, reducir costo y lograr que la economía ganara productividad y competitividad.

Con retraso de ocho años es lo que debemos hacer ahora, por eso estoy de acuerdo con las dos plantas a carbón y/o a gas natural del gobierno, que tiene derecho a 45% de la generación por ser propietario de las Edes. El objetivo debe ser bajar la tarifa y el subsidio, lo que pasa por reducir el costo de operación a la mitad y establecer un orden en el sistema. 

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