El Desayuno Escolar

El Desayuno Escolar

Desde el primer Programa de Alimentación Escolar enunciado en 1943 y en 1949, cuando se establecen “Juntas depositarias de los fondos pro-desayuno escolar” y se crea un “Comité Nacional del Desayuno Escolar” hasta el atropello a Alejandrina Germán que se inició con el toque de trompetas de un grupo de ganaderos, el Desayuno ha sido de todo, menos un Desayuno Escolar propiamente dicho.

Salvo, en el recuerdo poetizado de Hugo González que llega otorga el puertoplatañismo auténtico a  “…si compraste un libro de Mantilla donde Puyans, bebiste chocolate Trópico y usaste uniforme caqui, corbata negra y sombrerito de guardia en la escuela Antera Mota……….”

En 1943 de la ley inicial, la CARE (Cooperativa Americana de Remesas del Exterior), en manejo de excedentes de producción norteamericanos, firmó con el Gobierno Dominicano para un programa a establecer con sus donaciones y recursos locales para su administración.

Aquello se cultivó en el recuerdo de Hugo, y de muchos otros, porque Trujillo montó el Trópico, con leche americana, chocolate dominicano y un dinero para él.

¿Cuándo murió el Trópico? Tal vez Hugo lo recuerda. Pero murió antes que Trujillo, porque los excedentes norteamericanos de leche se redujeron, y su finca no daba tanta leche. (¡El Jefe coge cualquier calumnia!).

Después de muchas cosas, en 1966 se creó la “Dirección General de Alimentación y Nutrición Escolar” como “Comisión Técnica”. No hubo desayuno, ni comisiones, sólo Comisión; ni leche, sólo botellas, sin leche.

No así en 1987, cuando vuelve CARE a la carga en zonas limitadas, al “PAE-Fronterizo”, y se entregó alimentos a esas escuelas hasta que se agotó en 1994.

Antes, en 1992, se ensayó una nueva estructura “Urbano Marginal”, lo que engarzó con el Plan Decenal de Educación, que concibió eso “como una de las herramientas para fomentar la permanencia de alumnos en el aula, a través de la mejoría de las condiciones de salud y nutrición de la población infantil y adolescente”.

Junto al Programa Mundial de Alimentos (PMA) de las Naciones Unidas no solamente se retomaron las acciones de CARE, sino que primero se midieron los requerimientos nutricionales imprescindibles en las distintas zonas y para cada una se diseñó un SOPORTE sólido y un SOPORTE líquido que satisficieran esos requerimientos.

Todo lo cual se ha tergiversado y resumido en un bizcocho, pan o conconete, junto a una ración dubitativa de leche, materiales que llegan a las escuelas fuera del horario, interrumpe las precarias clases, y rinde para el magisterio, la vecindad, los compañeros de la base, así como las parentelas colgantes de toda precariedad.

Le llaman “PAE-Real” desde el 2000, tras los ensayos pertinentes de una máquina peruana capaz de hacer mangú con plátanos salcedences, “como una iniciativa para suministrar raciones alimenticias de producción local a los escolares de zonas pobres y principalmente rurales, donde se incentive la producción, la participación y el desarrollo de las localidades beneficiarias”.

En  Norteamérica, del desayuno escolar, con requerimientos nutricionales por encima de todo, surgieron las hojuelas de maíz (“corn flakes”), portadoras de los complementos nutricionales requeridos, que junto a una leche entera y a las frutas conforman la dieta adecuada de sus estudiantes.

A ello es necesario volver, al cumplimiento de los requisitos nutricionales establecidos y dejar de lado la ñoñería de unos ganaderos que aspiran a que les lleven los muchachos a las fincas para que mamen directamente en las ubres de esta novelastra.

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