El desayuno escolar fue descontinuado y solo aplicado en algunas escuelas, pero debe ser restituido desde ya para el año escolar que inicia en agosto próximo, y que sea distribuido en todo el país.

 Es una institución de carácter eminentemente social, que no debe ser interrumpido nunca por ningún motivo mercurial, y fue instituido por el generalísimo Rafael Leónidas Trujillo para que además vender su chocolate Trópico, exquisito, fuera aprovechado por el alumnado pobre, adjunto a un pan de agua de entonces, más grande que una mano humana normal.

 El desayuno escolar debe restituirse con leche simple o chocolatada, con pan de agua, que los panaderos del país pueden suministrar por disponer de capacidad instalada.

Pasteurizadoras con tecnología de punta que requiera  el suministro de ese producto, las hay en el país, como quedó demostrado hasta que se produjo un revuelo de puro corte especulativo y deslealtad empresarial para perjudicar a un suplidor confiable, que ha incurrido en una inversión colosal creando una industria láctea con todas las de la ley en materia de higiene e idoneidad.

Resultaría lesivo al interés nacional y a las Pequeñas y Medianas Empresas, a las leyes 488-08 y 340-06, asignar a una sola empresa el suministro de bizcochos u hojuelas de maíz, porque eso traduciría un monopolio, que la Constitución prohíbe.

El presidente Leonel Fernández de seguro que habrá dispuesto las providencias pertinentes, de manera que no solo se restaure el desayuno escolar para el próximo año lectivo, sino impedir que un consorcio voraz concentre en la versión del monopolio en el suministro de un programa de alcance social enorme, porque involucra nutrir el cerebro del niño que es de donde surge la inteligencia, la retentiva y el saber, que es la clave del desarrollo de los pueblos.