El descalabro de una candidatura

<P>El descalabro de una candidatura</P>

ANTONIO PEÑA MIRABAL
Todo parece indicar que la candidatura presidencial del Partido Reformista Social Cristiano, PRSC, encarnada por el licenciado Amable Aristy, no llegará al 16 de mayo del año próximo. La estrategia de debilitarlo y reducirlo a su mínima expresión, se ha puesto en marcha. Aunque la salida del ingeniero Eduardo Estrella del PRSC no formó parte de dicha estrategia, porque fueron otras las razones que la indujeron, su candidatura presidencial sí es parte de esa arquitectura. Eduardo representaba en el PRSC un estilo distinto al de Amable; tienen discursos diferentes y razones excluyentes que motivan a ambos a estar en la actividad política. La salida de Eduardo del PRSC deja a una parte importante de la militancia de ese partido sin candidato para las próximas elecciones presidenciales. Así como hubo muchos perredeístas que no votaron por la reelección del agrónomo Hipólito Mejía, porque no se sentían representados con él, eso mismo ocurrirá con la candidatura de Amable, muchos reformistas expresarán su disgusto con la misma votando por otro candidato, entre ellos el ingeniero Eduardo Estrella.

El discurso de la revolución moral propugnada por Eduardo era la oportunidad histórica que tenía el PRSC para empezar a reinsertarse en la nueva realidad política nacional. Se impuso el modelo clientelista, el de compra y venta de dirigentes como si fuesen mercancías de mercados, dejando atrás la posibilidad de que ese partido diera el salto cualitativo que necesitaba para seguir operando en el escenario político nacional. Si bien es cierto que esos modelos vergonzosos e inmorales de hacer política arrojan resultados inmediatos favorables para quienes lo ejercen, no menos cierto es que a mediano y largo plazos convierten en cuchillos para sus propias gargantas. Esto no significa que todo el que esté dejando el barco PRSC en estos momentos lo haga porque sus demandas pecuniarias para trabajar por su candidatura no han sido satisfechas, pero sí existe una proporción de los que están saliendo que pueda estar utilizando el escapismo de Eduardo para justificar su cotización en el mercado electoral.

La salida de la ex-secretaria de organización del PRSC junto a su esposo, es una muestra de que no todo el que está dejando ese barco lo esté haciendo por razones meramente de compra y venta. Lo que los Séliman han dejado establecido públicamente es otra cosa y el tiempo se encargará de demostrar si han sido consecuentes con sus pronunciamientos. Lo que sí es una realidad es que su salida contribuye con el descalabro que está sufriendo la candidatura de Amable, lo que la amenaza a llegar con vida al 16 de mayo del año próximo, y además se inserta, voluntaria o involuntariamente, en la estrategia de disminuirlo a su mínima expresión.

El PRSC, y de paso su candidato presidencial, están sufriendo las consecuencias de un modelo puesto en práctica por su líder histórico, el Dr. Joaquín Balaguer, quien enseñó en el país las peores formas de ejercer la actividad política. Discípulos de Balaguer que moran en otros partidos, se ufanan con frecuencia en haber descubierto que en política todo se puede, echando al zafacón razonamientos y conductas que los contradigan, y sacando de las mangas de las camisas expresiones tales como «el poder es para usarlo». La estampida que afecta a esa organización hoy día no se detendrá hasta que la estrategia puesta en marcha cumpla su cometido. Todavía falta gente por salir del PRSC, sólo es cuestión de tiempo y oportunidad política, ya que no tiene sentido que todo el que va a salir lo haga al mismo tiempo. Para los fines establecidos por la estrategia es necesario que el desangramiento sea paulatino, de tal forma que la percepción que perdure en la población votante sea el de una candidatura que no va para ningún lado, que la obligue a retirarse antes del 16 de mayo, o que la obligue a pactar, en primera vuelta, con otra de las candidaturas que copan el mercado electoral.

Todo esto que está sucediendo en torno a la candidatura del PRSC y del propio partido, contiene un mensaje sutil para la clase política nacional. Hoy es el PRSC la víctima, pero ¿y mañana quién puede ser? ¿Es este el modelo a seguir por las nuevas generaciones políticas del país? ¿Es así que se logrará al fortalecimiento de la democracia y el sistema de partidos políticos? ¿Cuál es el legado que estamos dejando para las futuras generaciones? ¿O será que se agotó la capacidad de poder hacer política a base de principios y valores? Siento que no estamos mirando el bosque, porque los pinos que tenemos en frente nos lo impiden.

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