El Día del Poder Judicial, conmemorado anualmente el 7 de enero, llegó esta vez con sobrecogedores matices. Jueces y fiscales presos y pendientes de juicio, acusados de recibir sobornos; la inusual confrontación entre el Presidente de la Suprema Corte, Mariano Germán, y el Procurador General, Francisco Domínguez Brito; frecuentes manifestaciones de protesta contra el más alto tribunal y la impresión de que la justicia está desacreditada por corrupta e ineficiente.

La confianza en la justicia salió seriamente lesionada durante el proceso ventilado contra el Senador Félix Bautista, Secretario de Organización del partido de gobierno, acusado de incurrir en acciones dolosas mientras desempeñaba una función pública. La sentencia dividida de la Corte de Apelación de la Suprema, que ordenó el archivo definitivo del voluminoso y debatido expediente, no ha sido asimilada por un sector abrumadoramente mayoritario que pedía la cabeza del legislador, y de su jefe político Leonel Fernández. Bautista lidera ahora las encuestas para reelegirse en su natal San Juan de la Maguana.

Mientras tanto, Domínguez Brito, voz cantante de esa campaña, aprovechó la fecha conmemorativa para lanzar un ramo de olivo, refiriendo que al finalizar el 2015 en la justicia se vieron situaciones críticas, así como también “un compromiso real, genuino, palpable” de parte del presidente de la SCJ y del Consejo del Poder Judicial, Mariano Germán, “de impartir justicia, una justicia apegada en su totalidad a la justeza”, que es lo mismo que decir, apegada a la ley y a la Constitución.

Pero si algo prestigia al Poder Judicial es la captura y condena de jueces venales aceptando sobornos para dictar sentencia, un fenómeno espeluznante descrito por Germán como “accidentales inconvenientes conductuales”, causados por una “ínfima minoría”.

El Poder Político siempre se las arreglará para influir sobre el Poder Judicial.