El descubrimiento de América

El descubrimiento de América

El médico y astrónomo italiano Paolo del Pozzo Toscanelli, al igual que otros sabios de la Antigüedad y de la Edad Media, sustentaba la tesis de la redondez de la Tierra por lo que entendía que era posible llegar de las costas europeas a la India navegando hacia el poniente.Pero  los hombres de mar de esa época no se aventuraban a navegar por esa ruta. Creían a pie juntillas en la existencia de un océano Atlántico tenebroso, de arteras corrientes y de insondables remolinos.

 Además, dudaban de la viabilidad de una travesía tan larga como esa en embarcaciones de autonomía muy limitada que rondaba los cincuenta días.  

La Europa de finales del siglo XIV disfrutaba de una prosperidad sin precedentes. Sus gentes producían mucho más de lo que consumían. Aumentó el comercio y florecieron las ciudades. El común de los mortales disponía de suficiente dinero como para consumir productos de lujo, principalmente especias traídas de Asia. Pero,  ocurrieron dos grandes acontecimientos políticos que estrangularon la ruta que la abastecía de esos productos: la conquista de Constantinopla por los turcos y la islamización de los tártaros.

A partir de entonces, la demanda de pimienta, clavo, nuez moscada y otras especias  crecía a tiempo en que su oferta disminuía. El único valor estable era el del oro y la plata. Pero,  era muy baja la producción de ambos metales preciosos, y la cantidad que llegaba de África no era suficiente. Para la economía de Europa era cuestión de vida o muerte el encontrar  nuevas rutas hacia las riquezas  de Asia y África. Los portugueses fueron los primeros en intentarlo, aventurándose a viajar bordeando las costas de África. Los españoles los secundaron entablándose una reñida competencia hasta más allá de la entrada en escena de un oscuro navegante genovés:Cristóbal Colón.

¿Quién era Cristóbal Colón antes de descubrir América? Un don nadie que había llegado a los reinos de  Portugal y de Castilla con una mano adelante y otra detrás.

 Colón, además de soberbio, suspicaz y desconfiado, era un redomado embustero. Su amor por el oro y sus afanes de gloria parecían no tener límites.  

LLegó a Portugal por azar, arrojado por las olas, después del naufragio de su nave en la batalla del Cabo de San Vicente, el 13 de agosto de 1476. Tres años más tarde, contrajo matrimonio con Felipa Moniz, hija de Diego Perestrello, un  prestigioso marino portugués. 

Examinando los papeles de navegación de su suegro, fue que  Colón concibió la idea de atravesar el Atlántico navegando hacia el oeste hasta dar con  la India, China y Japón. Consiguió que el Rey Juan II de Portugal prestara atención a su proyecto.Q uiso que el rey luso participara en la empresa del descubrimiento de nuevas tierras a cambio de que la Corona portuguesa le otorgara el título de Gran Almirante de la Mar Oceana, el Virreinato de las tierras descubiertas, y un diezmo de los beneficios futuros. El monarca le encomendó el examen del proyecto   a una Junta de expertos. El informe rendido fue negativo y el proyecto rechazado. Luego, el taimado rey Juan II intentó materializar por su cuenta el proyecto de Colón sin darle al navegante genovés participación. 

Los navegantes Fernao Dulmo y Juan Alfonso de Estrito zarparon de las Azores a bordo de dos carabelas, enfrentándose a los fuertes vientos y corrientes   que los obligaron a abandonar la travesía y regresar al puerto de donde partieron.   cia el Poniente.

Colón abandonó Portugal sigilosamente a bordo de una embarcación que lo llevó a Palos, Huelva, llevando consigo una copia  del mapa de Toscanelli que había hurtado del Gabinete Real de Juan II. Se trataba de un documento que vendría a corroborar científicamente la viabilidad del proyecto de Colón de llegar a Asia navegando por el Poniente.

Colón llegó a Castilla pobre, viudo, y con la carga de su hijo Diego de cinco años de edad. En España tuvo que comenzar desde cero, ganarse la vida de algún modo pero era muy persuasivo y carismático.Después de sortear una serie de inconvenientes, logró que, a instancia de la reina Isabel, una comisión se reuniera en Salamanca para examinar su proyecto. Los sabios españoles no validaron los cálculos de Colón fundados en la premisa de que la circunferencia terrestre era mucho menor de lo que se pensaba. A decir verdad, el proyecto del navegante genovés no tenía consistencia científica y estaba plagado de errores.

Colón era un astuto hombre de mundo. Para convencer usaba los argumentos convenientes: a los codiciosos les ofrecía el oro y el moro, estimulándolos con promesas de grandes negocios y de extracciones de toneladas de oro de Asia; a los piadosos se los ganaba con el cebo de la evangelización de millones de indios, chinos y japoneses. Después de siete años de gestiones, Colón logró por fin  que Isabel y Fernando el Católico aportaran 1 millón, 140 mil maravedíes para su proyectado viaje.

El 5 de agosto de 1492, Colón, al mando una flota de dos carabelas y una naos, zarpó del Puerto de Palos hacía las Canarias. Descendió por la isla de Hierro, en el paralelo 20. Desde allí, los vientos alisios del nordeste hincharon sus velas e impulsaron los navíos hacia el oeste, hasta desembarcar, el 12 de octubre del mismo año, en tierras americanas. A pesar de que los cálculos de Cristóbal Colón eran errados, su proyecto se materializó. ¿ Por qué? Simplemente porque en medio de Europa y Asia estaba América, un continente de cual no se tenía noticia de que existiera. De no mediar esa circunstancia, las reservas de agua y comida de la flota colombina se hubiesen agotado antes de alcanzar las costas de Asia y todos sus hombres habrían muerto.

¿Era que Cristóbal Colón conocía de antemano la existencia del continente americano aunque erróneamente creyera que era parte del  asiático? El insigne navegante genovés no solamente sabía de la existencia de continente interpuesto entre Europa y Asia, también estaba perfectamente informado del régimen de vientos del Atlántico. La ruta de sus cuatro viajes a América demuestra que así era. El Descubridor, a decir de Fray Bartolomé de Las Casas,  ¨ Tan cierto iba a descubrir lo que descubrió y hallar lo que halló, como si  dentro de una cámara como su propia llave lo tuviera ¨  

Publicaciones Relacionadas

Más leídas