El desencaje social más allá de buenos índices económicos

El desencaje social más allá de buenos índices económicos

La visión positiva de organismos externos de matemáticas frías y admiración por la resiliencia de República Dominicana se basa en éxitos materiales sobre producción de bienes, acumulación y auges económicos sin reparar en que resulten bien o mal distribuidos. Otras radiografías que llegan a la realidad que mora pueblo adentro son pesimistas. Desde las vocerías ecuménicas que se dirigieron a la sociedad en estos días festivos sale a relucir un balance negativo: decenas de miles de feligreses reunidos en el Estadio Olímpico escucharon a su guía espiritual denunciar desórdenes institucionales como el retraso por decenios del Congreso en expedir leyes favorables al desarrollo social y humano y a la convivencia pacífica. Desde ese púlpito el futuro dominicano fue visto como tétrico a causa de la violencia contra los valores morales. No hay que estar estrictamente de acuerdo con la gravedad que confirió el orador a los males que denunció para reconocer que existen y que, justamente, no se perciben firmes propósitos para erradicarlos.

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Con matices parecidos, el enviado especial del Sumo Pontífice, monseñor Raúl Berzosa, resaltó con mucha preocupación un marcado contraste entre sectores dominicanos con una clase media debilitada y «pobres más pobres y ricos más ricos» cada vez. Como observador ajeno a intereses y opiniones locales, y armado de referencias que trascienden fronteras como para acertar con diagnósticos, ante sus ojos la deuda social dominicana es grande.

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