El día en que Enriquillo doblegó a la corona española

El día en que Enriquillo doblegó a la corona española

Episodio 17: Enriquillo y la primera rebelión indígena de América 2

Por: Ronny de la Rosa

Durante 14 años, la sierra de Bahoruco fue testigo del primer gran levantamiento de América, teniendo como protagonista a un indígena aguerrido, quien obligó a la monarquía reconocer la fuerza de un grupo de hombres y mujeres decididos a ser libres.

Enriquillo llegó a ser, por mucho, el caudillo más poderoso de la época, motivando a levantamientos significativos, que buscaban romper con el yugo de la corona española, que pretendía a toda costa, expandir su poderío.

Estos hechos ocurrieron en el punto más inflexible en la historia del “Nuevo Mundo”, cuando la dominación española empezaba a forjar sus cimientos en la región, para la conquista de nuevos horizontes, dentro de los que se encontraba la Hispaniola.

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Pero ¿qué tan importante fueron las estrategias de Enriquillo para soportar durante 14 años, las hostilidades del imperio? En este episodio de Un Viaje a la Historia, haremos un recorrido por esos hechos que cambiaron el rumbo de los esclavos de la época, quienes decidieron enfrentar a los colonos en busca de su libertad.

¿Cómo inició la insurgencia?

Estatua Enrriquillo.

Cansado de la doblegación española, el joven cacique Guarocuya, o Enriquillo (nombre cristiano), decidió iniciar su rebelión el 21 o 22 de diciembre de 1521, en las entrañas de la Sierra de Bahoruco, donde junto a un grupo de indígenas, se levantó contra el imperio español, que tomaba sin control a los nativos, para convertirlos en sus esclavos.

El joven aguerrido, acompañado de sus súbditos, sólo buscaba vivir en paz y libertad, para poder establecer su propia civilización, por lo que no comenzó una rebelión bélica, sino que, prefirió utilizar las bondades de camuflaje que le ofrecía la sierra, para implementar una defensa férrea, que logró derrotar doblegar a las tropas españolas, que pretendían reprimir los levantamientos.

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De hecho, en algunas zonas de la isla pudieron lograr su cometido, luego de que otros grupos, motivados por el alzamiento de Enriquillo, se levantaron en los ingenios de Diego Colón y Melchor de Castro, siendo reducidos con rapidez y sus principales líderes condenados a la horca.

Es así como el 18 de octubre de 1523, la Real Audiencia de Santo Domingo declara la guerra contra los insurrectos, en busca de restablecer el orden civil, que aún ejercían con éxito en gran parte de la isla.

Sin embargo, contra el líder indígena, asentado en Bahoruco, la corona envió entre 1519 y 1524 al menos cuatro misiones para tratar de doblegar al grupo más importante de sublevados en ese momento, todos, fracasos catastróficos, que provocaron perdidas millonarias y bajas sensibles para el poder militar español, que no pudo penetrar las hostiles defensas artesanales, que se aferraban a su libertad en el seno de la montaña, dando paso a una nueva estrategia, una poco inusual para la época como era la conciliación.

Rendición diplomática española

Luego de 14 largos y desgastantes años, la corona española, convencida de que por la vía militar se les estaba volviendo imposible alcanzar su objetivo, utilizó una nueva arma, menos letal y violenta que las anteriores, como es la diplomacia.

Es así como en 1534, se envió desde España al militar Francisco Barrionuevo, quien traía consigo la misión de apaciguar a los rebeldes, por la vía diplomática como primera instancia o con el uso de la fuerza de ser necesario.

FUENTE EXTERNA.

En febrero de ese año, Barrionuevo se hizo acompañar de una tropa de 150 soldados y tras acordar un encuentro con el líder subordinado, le hizo llegar a Enriquillo el mensaje de la corona, en el que ponía sobre sus manos, la posibilidad de conseguir su sueño de libertad.

Ante el caudillo rebelde, estaba la posibilidad de alcanzar aquello por lo que tanto había luchado desde su adolescencia y venía en puño y letra del propio rey Carlos I, quien le proponía deponer las armas y reintegrarse a la sociedad como humildes vasallos y servidores de su “Majestad”, a cambio de que se le concediera el perdón por los hechos del pasado, tanto a él, como a sus seguidores. Asimismo, se le concedía el titulo de “Don”, que en ese tiempo diferenciaba a los plebeyos de la nobleza y se les entregarían tierras, donde pudieran vivir sin el yugo de antaño.

Es de este modo como Enriquillo, aceptando los términos, reconoció que su único objetivo era vivir en paz y que la guerra, habría sido su única fuente de defensa, poniendo fin a casi una década y media de conflicto, que terminó con la consecución de su tan anhelada libertad.

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El l6 de junio y ya con el título de “Don Enrique”, el otrora caudillo le envió una carta al rey, en el que se comprometió, entre otras cosas, a respetar las ordenanzas de la corona y promover la paz interna.

Su muerte

Sin embargo, a pesar de su ardua lucha, Enriquillo no pudo disfrutar de los frutos de su lucha, ya que vio apagada su luz el 27 de septiembre de 1535, a solo un año de su gran hazaña y murió, según escritos, bajo la fe cristiana y recibiendo los sacramentos, adoptando de este modo, la tradición española.

Fue sepultado en una iglesia cerca de la Villa de Azua, como había sido su voluntad en vida, poniendo fin a una historia de lucha e inspiración, que forjó los cimientos de la dominicanidad.

Te invitamos a ver este interesante capítulo de Un Viaje en la Historia, en el que los investigadores de la Fundación Corripio, abordan de manera detallada la rebelión llevada a cabo por Enriquillo, que terminó con la conquista de paz, tras 14 años de lucha.

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