Hoy 
Se vive, y seguirán los avance hacia notables conquistas para la mujer respecto de otros tiempos en los que esquemas patriarcales y leyes desiguales la hacían, en mayor medida que ahora, víctima de desconocimiento de derechos y oportunidades para la superación personal e igualdad de acceso a posiciones y roles de predominio masculino. Esta fecha universal del 8 de marzo rinde continuos honores a sucesivas generaciones de ambos sexos, y sobre todo del lado femenino de la humanidad, que han propiciado visibles progresos hacia la equiparación de géneros. Una promoción exitosa de valores para superar prácticas discriminatorias que no hace pausa ni vislumbra un punto final. Esto va para largo. Ello así, entre otros motivos, por la presencia estadísticamente mayor de mujeres en aulas técnicas y profesionales en gran parte del mundo, augurio de nuevas rupturas con el pasado de negaciones y subordinaciones a una falsa superioridad masculina que pretende mantenerse y que en sociedades como la dominicana se traduce en tratamientos jerárquicos y salariales desventajosos y de violencia.
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Dar visibilidad al maltrato femenino y a visiones que inspiran ejercicios de autoridad y permanencia de normas y tratos jurídicos contrarias a la paridad de género es esencial objetivo de la conmemoración que hoy es común en un concierto de naciones. Exaltar los esfuerzos por la igualdad mantiene encendida con creciente apoyo la causa por un mundo sin barreras por razones de sexo.
