El día libre de la cachucha

El día libre de la cachucha

Don Maromo vive en uno de los barrios “marginados” de la ciudad capital, de esos que son visitados por políticos en tiempos cercanos a las elecciones, porque son escenarios ideales para cargar niños de vientres aventados y ojos hundidos, así como abrazar y besar viejitas que la miseria ha consumido y llenado de adicionales prematuras arrugas, con la finalidad de lograr imágenes “conmovedoras” en los medios de comunicación.
En el barrio todos conocen a don Maromo; saben que siempre ha tenido una colección de cachuchas para usarlas conforme al partido o líder visitante, acompañadas siempre de unas grandes gafas oscuras por si algún extraño entrometido quiere identificarlo durante los recorridos o mítines, ya que solamente se identifica, y siempre discretamente, con los líderes visitantes, a quienes les declara, con las gafas en las manos, “¡Estoy contigo!” logrando que durante cada “boroneo” barrial o repartidera de romo, le permitan colocarse en primeros lugares, lo mismo que si se va a confeccionar alguna lista de beneficiarios para cualquier proyecto o dádiva.
En las actuales elecciones la colección de don Maromo no se ha enriquecido con muchas cachuchas porque los fondos que reparte la Junta Central Electoral se han concentrado en dos partidos, especialmente el gobernante, y los demás apenas cuentan con recursos para actividades intrascendentes.
Nunca nadie ha sabido por quién vota don Maromo y nadie se molesta en preguntarle, porque, hace muchos años, un día como el venidero 15 de mayo, alguien lo vio sin cachucha y le hizo la pregunta, a la que don Maromo contestó: Hoy es día libre de cachuchas; hoy voy a usar mi propia cabeza para votar.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas