El día que se dividió el PRD

El día que se dividió el PRD

La mañana del domingo 18 de noviembre de 1973 los convocados la tarde anterior por Juan Bosch acudimos a la casa de José Francisco (Franklin) Almeyda Rancier, en la avenida Independencia.

Éramos Ramón Antonio (Tonito) Abreu Flores, Rafael (Rafelito) Alburquerque de Castro, José Joaquín (Chichí) Bidó Medina, Manuel Ramón (Moncho) García Germán y el suscrito (Bonaparte (K. Bito) Gautreaux Piñeyro. Los casados acudimos con las esposas.

Bosch era puntual, lo esperábamos cuando llegó. Vestía saco deportivo azul, no tenía corbata; inmediatamente después de saludar sacó un papel del bolsillo interior del saco y dijo: el partido se llamará Partido de la Liberación Dominicana (PLD) que se parece a PRD. Se inició la discusión. Los presentes conocíamos y formábamos parte de la nueva visión del PRD que implicaba trabajos de educación política y métodos de acción diferentes a los tradicionales.

La propuesta de Bosch no causó extrañeza, lo que sí resultó extraño fue la premura, la decisión radical que mostró cuando habló sin ningún preámbulo.

Durante horas la oposición de los compañeros participantes en la reunión, sucumbió ante la fuerza dialéctica y la profundidad de los planteamientos del líder del PRD, quien propuso descabezar esa legendaria organización, a sólo seis meses de las elecciones generales de 1974. Tal decisión facilitó la reelección de Joaquín Balaguer.

Salvo García Germán y el suscrito, el resto de los presentes eran miembros de la Comisión Permanente que dirigía el partido y ejecutaba las directrices emanadas del Comité Ejecutivo Nacional.

¿Por qué participábamos García Germán y yo en esa reunión de tal importancia? Porque éramos las personas en quien Bosch confiaba para su seguridad y guardia personal, éramos quienes lo habíamos trasladado a casa de amigos, a cualquier otra del día o de la noche, mientras el partido dormía, para resguardarlo de la supuesta persecución a la que lo tenía sometido Balaguer. Cuando intentamos camuflarlo con una peluca oscura, que ocultara su inconfundible cabeza blanca en canas y un sombrero, fue imposible porque tenía la cabeza muy grande.

Además, nos confió una y otra misión confidencial de importancia, de cuyos pormenores sólo él y uno o nosotros dos manejábamos los intríngulis.

Aquella intensa discusión sólo fue interrumpida por el almuerzo.

Alrededor de las cuatro de la tarde me mantenía como el único de los presentes que sostenía que el PRD era el instrumento para llegar al poder; el resto había sido convencido.

Cuando me di cuenta dije: pues también me voy porque esta es una cuestión de grupos y aunque respete al compañero José Francisco Peña Gómez éste es mi grupo.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas