¿El Diablo a las Doce?

¿El Diablo a las Doce?

¿Recuerdan algunos de ustedes, los más viejos lectores, aquella película protagonizada por Spencer Tracy y Frank Sinatra en 1962, «El Diablo a las Cuatro»? Un puñado de seres se vieron atrapados en una islita apartada del Pacífico en un drama terrible y asolados por inesperados cambios provocados por súbitas erupciones de un volcán que traían al mismo tiempo calma y desolación a sus vidas?

Tras las sacudidas provocadas por la crisis que en mayo del año pasado sacó a relucir graves problemas en una parte de la banca dominicana, y ante la intervención conjunta de autoridades monetarias y el FMI, el país vió como un alivio dichas negociaciones. Pero ahora, al acudir al Club de París, las cosas amenazan con ponernos de nuevo a temblar.

Tras la firma del último Acuerdo Stand By el propio Fondo Monetario sugirió al Club de París renegociar fondos para aliviar la carga de la deuda bilateral del país con países ricos, como son los Estados Unidos, Francia, España, Alemania, Italia, Japón y Canadá.

El próximo doce de abril cuando se renegocien pagos por US$320 millones del capital y los intereses con países ricos cobijados bajo este rótulo, los funcionarios dominicanos podrían verse cara a cara con acreedores inquietos por una crisis que afectó a tres bancos dominicanos y que arrastraron en su caída a todas las finanzas públicas.

Pero habría que confiar y esperar. Ya en una negociación anterior, hacia 1991 el Club de París hizo un intento por exigir al país previos acuerdos con la banca internacional acreedora.

Desde que comenzaron a salir a relucir informes sobre las causas y efectos de esas crisis, ejecutivos de la banca privada extranjera de los cuales el Estado dominicano es deudor, la inseguridad se apoderó de los tenedores de créditos del país, debido a los antecedentes con las experiencias de Argentina y Uruguay.

Debido a la intervención de las autoridades para poner coto a la hemorragia de fondos consignados para la banca local en crisis y a la intervención conjunta con el FMI para aislarla y detenerla en un punto, se hizo posible que un mar de incertidumbre no desbordara los límites a donde alcanzó el año pasado.

Con ello se crearon las condiciones para que los bancos acreedores solicitaran al FMI y al Club de París una mayor definición de garantías por parte de gobiernos de países en vías de desarrollo como la República Dominicana, permeables a crisis periódicas en sus respectivos sistemas financieros ante una alta exposición de sus economías a situaciones externas incontroladas.

Por las aprehensiones que concitaron estas exigencias o «condicionalidades cruzadas» en manos del FMI en los años 80 y 90 en que llegó a la cúspide su labor de organismo supranacional interventor en las políticas económicas domésticas, los ideólogos del Grupo de los Siete ahora «cambian el chucho».

Nuevas circunstancias plantean que sea el Club de París la entidad que ahora exija otras reglas de pago a los países que como República Dominicana cayeron en alertas de amenazas prolongadas de desequilibrios fiscales e impagos con acreedores multilaterales y privados del exterior.

[b]Beneficios derivados[/b]

El país procura posponer pagos por el orden de los US$158 millones corespondientes a este año 2004, otros US$150 millones del año venidero.

De acuerdo con los análisis preliminares realizados por las autoridades monetarias, al considerar que de la deuda global del país cifrada a diciembre en US$5 mil 849 millones un 35.6% correponde a la deuda pública comprometida con la banca privada extranjera, el país llevaría una carga pesada si de decide renegociar estos montos en estos momentos.

Los desequilibrios macroeconómicos que confronta el país, así como las necesidades de fondos líquidos de corto plazo y so posición de riesgo-país, lo inhabilitan para llevar una negociación exitosa por el momento para posponer los compromisos con el Club de París.

De acuerdo con el subsecretario de Finanzas, Magín Díaz, consideran que las negociaciones previas en las cuales ha participado en sendas reuniones contribuirán a mejorar el entorno macroeconómico del país «sobre todo porque con ello se logrará diferir pagos y obligaciones que permitirán al país disponer de fondos frescos para destinarlos a otros compromisos y obligaciones internas».

«De la posposición de estos pagos podrá derivarse la liberalización de compromisos de corto plazo con los acreedores bilaterales y entonces destinarlos el país para cubrir las necesidades de recursos en otras áreas», explicó el funcionario economista Díaz.

No obstante, debido a que fue el propio FMI que planteó la necesidad de acudir al Club de París, se mantiene la interrogante de hasta qué punto este organismo multilateral pueda influir para que esto ocurra. De hecho, con esta postura el Club de París se ha revestido de la coraza más difícil con que el Fondo Monetario se manejó con los países acreedores durante la época de la «Década Perdida».

El secretario Técnico de la Presidencia, licenciado Carlos Despradel, al gobierno no le conviene por el momento plantearse una renegociación «vis a vis» con la banca privada, a pesar de que los montos pendientes son relativamente pequeños.

Por elmomento sólo el cabildeo a través de firmas de abogados y representantes, además de la presencia de funcionarios dominicanos, será lo que se utilizará para tratar de disuadir al Club de París de que cambie de postura.

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