“El difícil camino de la democracia”: documentos para la historia contemporánea

“El difícil camino de la democracia”: documentos para la historia contemporánea

Portada del libro “El difícil camino de la democracia”, de Alejandro Paulino Ramos.

Por: Alejandro Paulino Ramos

Abordar el estudio de los regímenes dictatoriales y como contrapartidas de esto, emprender las evaluaciones de los sistemas democráticos, como lo hemos intentado hacer en “El difícil camino de la democracia, 1960-2000”, obliga a centrarnos en las características que los definen en las que sobresalen de manera puntual las prohibiciones y las libertades; aspectos resultantes de las luchas políticas de contrarios y de las situaciones en que se desarrollan los conflictos en los que entran en juego las condiciones económicas, militares, partidarias, políticas y sociales que sellan los procesos y coyunturas histórico-sociedades.

En el caso de la vida política de la República Dominicana en las últimas cuatro décadas del siglo XX, el avance democrático ha sido lento, prevaleciendo en todos esos años regímenes autoritarios en contraposición a efímeros Gobiernos democráticos, lo que incidió en el lento avance del disfrute de las libertades políticas y en la convivencia a partir de las normas constitucionales y las leyes.

El camino hacia la democracia

La muerte violenta de Rafael L. Trujillo, en mayo de 1961, marcó el proceso de deterioro definitivo del régimen dictatorial que predominó en la República Dominicana durante más de treinta años. La crisis que posteriormente llevó al surgimiento de Gobiernos diferentes al que había existido hasta ese momento, tuvo visible nacimiento y consolidación a partir de la crisis de agosto de 1960, cuando el doctor Joaquín Balaguer, para entonces vicepresidente de la República, se juramentó de manera formal en la Presidencia de la República.

Los apuros de la dictadura se hicieron más apremiantes motivados en el cambio de actitud de los Estados Unidos respecto a regímenes despóticos y autoritarios de la región caribeña, y a partir del cerco tendido por la Organización de Estados Americanos como reacción inmediata de lo que significó el atentado del régimen dominicano contra la vida del presidente Rómulo Betancourt, de Venezuela, en junio de 1960.

La forma en que evolucionó el proceso en los meses siguientes, provocó el atentado que llevó a la muerte del dictador Trujillo en mayo de 1961. El resultado de aquel hecho fue la desaparición física del tirano; mas de su régimen, muchas de las formas y prácticas con que Trujillo sometió a los dominicanos, trascendieron y se prolongaron por un largo período que sobrepasó las cuatro décadas, hasta el año 2000.

Salida de los Trujillo marcó el inicio democrático

Desde el 18 de noviembre de 1961, que fue la fecha en que los familiares de Trujillo comenzaron a abandonar el país, hasta el Gobierno del presidente Leonel Fernández en 1996, cuando pareció que caminábamos definitivamente hacia la democracia, no ha existido espacio suficiente para la instauración de sólidas prácticas democráticas, debido, principalmente, a que fueron las fuerzas antidemocráticas las que se mantuvieron gobernando el país desde entonces, representados por sectores militares, políticos y oligárquicos que trascendieron por encima del interés de las mayorías nacionales.

Mirando de manera retrospectiva lo acontecido desde la referida fecha de 1961 en que el sátrapa perdió la vida, se puede comprobar la prevalencia del neotrujillismo, representado en el liderazgo de Joaquín Balaguer, entronizado en el Estado por lo menos durante veintidós años (1962, 1966-1978 y 1986-1996), con Gobiernos marcados por políticas de fuerza y represión, la desaparición física de personas y el apresamiento de miles de dominicanos considerados opositores políticos; la existencia de bandas paramilitares dedicadas a la eliminación de opositores; las prohibiciones de los derechos inalienables propios de los Gobiernos democráticos, como son la libertad de tránsito, de pensamiento, de prensa, el derecho a la diversidad en la participación política; pero en especial a la imposibilidad de que la mayoría de la población se expresara democráticamente, a la hora de elegir a sus gobernantes.

El militarismo como obstáculo para la democracia

Por igual, durante el proceso de esa larga transición que no parece terminar de manera definitiva, existieron Gobiernos que intentaron establecerse a través de operaciones militares, como fueron los casos de la Junta Cívico-Militar del general Pedro Rafael Ramón Rodríguez Echavarría en 1962, el intento fallido de golpe de Estado encabezado por el general Elías Wessin y Wessin de 1971, la crisis militar que llevó a la renuncia de los jefes de las Fuerzas Armadas en 1975, y la intromisión de los cuerpos armados en los procesos electorales de 1974 y 1978.

Los primeros años del cambios de la dictadura al primer experimento democrático de 1963, estuvieron marcados por Gobiernos, que si bien proclamaban promover la democracia, en la práctica no lo fueron, como resultaron ser los Consejos de Estado, que pueden ser tenidos como regímenes de transición, en los que el peso de las Fuerzas Armadas se evidenció como preocupante.

Para la misma época surgió el primer Gobierno verdaderamente liberal y democrático, bajo la presidencia del profesor Juan Bosch; Gobierno abortado por el golpe militar que hizo que el país quedara bajo la tutela antidemocrática del Triunvirato en 1963, con las consecuencias trágicas de dos guerrillas de izquierda y una guerra cívico-militar en 1965 bajo la consigna de “la vuelta a la constitucionalidad sin elecciones”.

La izquierda no estuvo ausente en la transición

Igualmente, a nombre de la lucha contra los regímenes autoritarios y en el interés de establecer nuevos modelos de Gobiernos, la República fue estremecida durante décadas por los movimientos de izquierda que promovían la lucha guerrillera, destacándose el trágico desenlace de los Comandos de la Resistencia en 1972, la Guerrilla de Playa Caracoles en 1973, y el intento guerrillero de Claudio Caamaño en 1975, situaciones que sirvieron muchas veces para la justificación de la intromisión y permanencia de los métodos represivos y antidemocráticos.

De modo que los documentos que ponemos en sus manos en “El difícil camino a la democracia”, persiguen demostrar, a través de los discursos elaborados por el liderazgo político participante en cada una de las coyunturas, la forma tímida en que fue avanzando la democracia, con retrocesos marcados por los militares y la presencia del neotrujillismo en la política dominicana.

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