La verdad es que la República Dominicana no ha podido superar los múltiples traumas, ingenuidades, manipulaciones y ventajismos en la administración de los procesos electorales en la ya prolongada transición desde 1962 hasta la fecha: 57 años.
Por de pronto, los reformistas añadían y quitaban ciudadanos del padrón electoral a su conveniencia; éstos y el PLD hicieron casi de todo para “ganar” elecciones; y tanto el PRSC como el PRD y el PLD modificaron la Constitución para intentar reelegirse.
También se modificaron la duración de los períodos presidencial, congresual y municipal. El último para funcionar apenas tres meses antes con respecto a las nacionales.
Tratamos de hacer valer la popularidad de los candidatos con el voto preferencial, pero al aprobarse las elecciones primarias éste no tiene sentido alguno, ya que bastaría utilizar los resultados de las primarias y definir el puesto que le corresponda a las “Reservas” para que no sea necesario en las generales, sino boletas cerradas y bloqueadas, ya que éste solo serviría para continuar con el “canibalismo político” pues los candidatos atacan más a sus compañeros que a sus adversarios.
La compra y venta de votos y cédulas llegó al colmo del descaro en las primarias del pasado 6 de octubre en las que pese a que toda la guardia estaba acuartelada, funcionó un verdadero mercado persa y ruidosa propaganda junto a los centros de votación en presencia de esa “policía electoral”.
Por otra parte, habiendo sido establecidas las elecciones primarias simultáneas, todos debían participar en éstas, lo lógico es que todos los partidos que se llaman mayoritarios y reciben igual financiamiento del Estado, léase el PRD y el PRSC, pueden no participar y decidir la selección de su candidato hasta por encuestas y “mandatos”, es decir, como decidan sus cúpulas, cosa que solo se debería permitir para los que apenas reciben financiamiento, mediante convenciones supervisadas por la JCE.
En cualquier caso, no hay justificación para que no se cuenten los votos directamente para presidentes, senadores, alcaldes y directores de distritos municipales, y en caso de diferencias para las demás. Porque si existe la posibilidad de “hackeos” y por eso hay pocos países que aceptan el voto electrónico, aunque en las primarias generalmente no tienen relevancia ya que son entre compañeros o correligionarios.
Las elecciones municipales debieran realizarse a mitad del período presidencial para que se puedan manifestar los liderazgos e intereses locales. No hay que temerle a unas elecciones cada dos años como se hace en casi todos los países del mundo.
¡Ojalá que a partir de 2022 con los cambios que se avisoran en la política dominicana, se eliminen tantos entuertos y manipulaciones en las elecciones dominicanas!