Él dijo a todas

Él dijo a todas

¡Cuán extraño me resultó la exclusión! Refiriéndose a una situación determinada, en una oportunidad el Presidente Joaquín Balaguer me dijo que los mandatarios deben tener piel de elefante. En 1960 probó estar recubierto de ella, pues por encima de las presiones de Rafael L. Trujillo se mantuvo en la Presidencia de la República. Ante el famoso “desfile del millón” del 24 de octubre de ese año se hizo el loco. Y frente a los denuestos de Radio Caribe se hizo el sordo.

En los doce años, si bien una que otra vez hizo caso a informes de seguridad relacionados con grupos subversivos, guardó la compostura frente a los grupos de poder. Los sectores de poder económico no estaban tan expandidos como por estos años. Él propulsaba un empresariado emergente para ampliar la población de clase media con criterio de independencia respecto del gobierno. Y para crear puestos de trabajo para aquellos que carecían de un horizonte cierto de vida.

Por supuesto que se enervaba. Como todos los seres humanos solía molestarse frente a manifestaciones inexplicables de la conducta humana. Reservaba sus reacciones empero, y colocaba la función del Estado por encima de los dolines del alma. De ahí mi extrañeza al saber que a la cúpula del Consejo Nacional de Hombres de Empresa (CONEP) se le dejó fuera de una reunión palaciega. Es verdad que integrantes de esa entidad han expresado críticas a las autoridades.

¿Y qué? Cuanto debió hacerse fue citar a esa asociación como si hubiere quemado incienso y mirra en loa al Presidente de la República. ¿Para acallarlos? ¡No, para escucharlos! En la Comisión Nacional de Desarrollo Balaguer escuchó críticas y elogios. Quizá sonrió ante los segundos, y digo quizá, porque fue inmutable hasta en el goce de las alabanzas. Seguro estoy, en cambio, de que ante las más ácidas censuras fue generoso y comprensivo.

Vive, y se encuentra en pleno disfrute de salud, un ex Secretario de Estado de las Fuerzas Armadas a quien cito como testigo de cuanto referiré. Habiendo hecho fuertes acusaciones contra un sector militar, el Dr. José Francisco Peña Gómez le envió un recado al Presidente Balaguer. El mandatario nos dijo: dígale que dirija todo tipo de denuestos contra mí. Y citó, uno por uno los insultos, sin dejar fuera uno de los que con preferencia le endilgó Radio Caribe en tiempos del Jefe. El testigo al que aludo es el teniente general (r) José Miguel Soto Jiménez.

Espero que se corrija la inexplicable falta con una invitación especial a la entidad ausente. Y que la excusa explique que el mandatario pidió invitar a todas las asociaciones. De esta manera, como en el chascarrillo que rueda del asalto de un predador sexual a casa de una madre viuda y de sus hijas solteras, podrá volver a escucharse: ¡Él dijo a todas!

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